Parece un encuentro entre viejas amigas, una charla con un aire de complicidad rozando de a poco la intimidad de una mujer sobria, como la escenografía elegida para el encuentro entre Kate del Castillo y Adela Micha, incluso de su misma indumentaria, seria y a la vez relajada. Se reúnen para hablar de la actriz, de la mujer, del personaje de Teresa Mendoza… y del Twitter.

 

No es lo mismo irte a los 20 años a probar suerte a Estados Unidos como actriz que ser una actriz consolidada en México.

Yo me fui en un momento importante de mi carrera; pero no me arrepiento de nada, han sido años de mucho trabajo, con mucha lucha, con muchas lágrimas, con muchas risas y muchas satisfacciones; pero verme a la cara y decir “hiciste lo que has querido” eso me llena de satisfacción.

 

¿Te ves en el espejo y te gusta lo que ves?

Definitivamente sí, al final la que se va a dormir conmigo, soy yo, y sí me gusta dormir tranquila.

 

Han pasado muchas cosas, años que te han forjado como persona y como actriz.

 

Es volver a empezar. Allá (en Estados Unidos) es un sistema completamente diferente, tienes que entrarle aunque no te guste, aunque te duela. Yo sabía que era un mercado que no me conocía; fue muy difícil entrar al sistema de los managers, de los agentes ¡que se quedan con la mitad de tu dinero! Es totalmente distinto, o le entras y le entiendes; o no, y te regresas.

 

¿Qué te motivo a irte?

Yo tenía ganas de dejar las telenovelas, yo decía “si no me siento feliz de despertarme para ir a un llamado, algo no está bien”. Las últimas dos telenovelas que hice yo ya no estaba contenta, porque me aburrí de ser la protagonista; si yo hubiera empezado a ser la mala o algún otro personaje me habría divertido muchísimo, a lo mejor me hubiera tardado más en que mi instinto me pida otra cosa.

 

Adela con esa actitud inquisidora e introspectiva que la caracteriza; el titubeo y la gesticulación recurrente que empiezan a denotarse en la actriz no son un signo de nerviosismo, son el reflejo de la ansiedad que parecen tener las palabras de desbordársele, la pasión que le imprime al recapitular su salto hacia los Estados Unidos y contar el cambio de su historia personal y profesional.

 

Fíjate qué grueso, ¡te aburriste de ser la protagonista! (Ríen al unísono).

¿Quién diría, no? Fue mucha suerte (ser la protagonista) pero no creas que tanta. Yo quería cambiar y hacer otras cosas más importantes; no importantes porque las telenovelas lo son y me dieron tablas increíbles. Yo quería hacer cine, otro tipo de personajes, que no me vieran como la protagonista de telenovelas; me costaba mucho trabajo entrar al cine en México. Además estaba pasando por mi primer divorcio y me fui.

 

Llevo viviendo en los Ángeles 10 años, que fue cuando andaba con Demián (Bichir).

 

Que padre lo de Demián, ¿no?

¡Qué maravilla! Sí, qué emoción (titubea)! porque es algo que yo sé que él no se esperaba; yo sé que fantaseamos, hasta escribíamos lo que íbamos a decir cuando nos dieran un Óscar (suelta la carcajada) fantaseábamos con esas cosas.

 

Hay actores que escriben notas en el guión, hay quienes se lo aprenden de memoria, hay directores que te dejan improvisar, otros que no ¿Cómo preparas un personaje?

 

Yo creo que depende mucho del director, del proyecto, de con quién vas a trabajar. American Visa (co-producción Bolivia-México) para mí era mi primera oportunidad de demostrar que yo sí era actriz. Además, fue difícil trabajar con Demián Bichir; aunque éramos novios, no es lo mismo trabajar con él que ser su novia, es otra cosa.

 

Prepararse es muy diferente para cada proyecto, es muy personal; yo nunca me preparo igual: tiene que ver el personaje, el director. Para La Reina del Sur nunca me preparé, vaya, me preparé lo mínimo; siempre quise crecer con ella, que me sorprendiera todo con ella de la mano.

 

Creo que La Reina del Sur es un capítulo aparte en tu vida profesional, siento que te lanzó

 

Si La Reina… me hubiera llegado en otro momento de mi vida, más joven actoralmente hablando, no lo hubiera aceptado. Ya han habido cosas que yo he dicho “no estoy preparada” y que no he querido porque ¡me da miedo, así de fácil! Porque no creo que no pueda aportar nada a ese personaje.

 

Creo que todos los actores tenemos inseguridad, creo que antes no hubiera estado preparada… es una belleza de personaje.

 

Julián Pastor me dio a leer el libro hace 15 años, yo todavía estaba en Televisa y él me dijo “tienes que leer este libro y el día que se haga película o novela tú tienes que ser la Reina del Sur”; no hay una actriz que no haya leído ese libro y que no se haya visto como Teresa Mendoza, porque es el sueño de cualquier actriz.

 

Yo iría hasta más lejos: no hay mujer que no haya leído ese libro y no diga “Qué se sentiría ser Teresa Mendoza”.

 

Es entrañable; es una protagonista… se mete con hombres casados, fuma marihuana, trafica con drogas, mata gente, es súper mal hablada y bieeen borracha, ¿no? Y la gente la adora, porque no deja de ser mujer, aunque piense como hombre.

 

Y te conmueve en muchos sentidos.

 

Ella es víctima, y tiene un gran corazón y es protectora (abre los brazos y los cierra lentamente como si abrazara a alguien)

 

Insisto, tiene sus luces y sus sombras; es también un personaje muy oscuro, con esa sangre fría.

 

Sí, creo que son todas estas tragedias que le suceden que dice que todo lo que toca y que todo lo que ama se muere; entonces esta mujer se vuelve hermética, dura y completamente sola, ella ya no quiere amar a nadie porque…

 

Todos la dejan…

Y ella prefiere morir, por eso dice “es que yo me quiero morir”, cuando se muere ‘Paty’ le dice, “Ojalá encuentres la felicidad y si la encuentras ven por mí y llévame… por favor!… todo lo que dice Teresa es precioso, porque es humana, porque comete errores, porque la riega todo el tiempo, porque es impulsiva, porque es ‘mexicanota’ (ríe) Y eso es lo que hace que la quiera la gente.

 

Qué te dijo Pérez Reverte cuando vio La Reina del Sur.

“Tú eres mi Teresa, y ya nunca más Teresa va a tener otra cara que tú; eres mi perfecta Teresa”, y me salían las lágrimas (gesticula como si la invadiera el llanto) porque además ha sido un trabajo, y siempre repetiré lo mismo, nunca he gozado y sufrido tanto, al mismo nivel un trabajo, con la misma intensidad; lo gocé como lo sufrí. Para mí ha sido muy intenso y cuando me dice eso el autor, que sé que Teresa es su personaje preferido, dije “ya, es todo lo que necesitaba, todo lo demás no me importa”.

 

Como una vez que le llamé a mi papá (habla como si llorara) “Papá es que estoy muy cansada, son 18 horas de trabajo, son 6 días de trabajo; mi cara ya no me da, ya no tengo 20 años” (ríe).

 

No te da el alma, no te da el cuerpo, no te da nada…

 

¡Nada, nada! Y allá todo es de memoria, y en todas las escenas estaba yo, era muy difícil; pero era un personaje que gozaba enormemente.

 

A ver, eso que me dices de que Teresa y tú tenían los mismos demonios, ¿te mimetizas con el personaje?

 

¿Sabes qué? O tuvo mucha suerte Teresa o tuve mucha suerte yo de encontrarnos, porque somos muy parecidas y creo que por eso me costó tanto trabajo. Había cosas tan similares a mi personalidad, a mi manera de ver la vida, a mi forma de pensar; era difícil enfrentarme a esas cosas, es más fácil hacer personajes contrarios a lo que yo soy.

 

Por ejemplo, cuando ella decide no tener hijos, porque ya no quiere sufrir, no quiero amar a nadie ya porque todo lo que toca se muere; yo estaba en ese momento en una cosa personal y fue muy fuerte.

 

¿Tú ya decidiste que no quieres tener hijos?

No, ahorita no, yo no sé si mañana se me va a antojar, nunca he tenido esa cosa maternal, aunque soy muy protectora con quienes me rodean. Nunca he tenido el deseo de ser madre, no sé si llegaría a tener, no es algo que me preocupe…

 

No, ni que tampoco te ha ocupado ciertamente no (bromea)

 

Pero ya debería! (Risas)

 

Adela retoma el personaje de Teresa Mendoza para contextualizarla en la violencia que vive el país, de los muertos que ha generado la lucha contra el crimen, para dar pie a hablar del tuit que emitió la actriz hace unas semanas, algo que la periodista describe como ‘manifiesto’. El rostro de la actriz cambia, se endurece ligeramente, toma un trago a su bebida, como si pensara su respuesta. Reitera su falta de creencia en el matrimonio, en la Iglesia…

 

Yo dividiría en dos tu manifiesto: una parte es lo que piensas y sientes, otra la parte en la que hablas del narcotráfico.

 

!Yo hablo de lo que conozco! (ríe)

 

Hablas del Chapo como si lo conocieras, se interpreta como una apología al narco; lo dices tú que acabas de hacer esta serie, que tienes más de medio millón de seguidores en el Twitter ¿qué piensas, ahora que ya pasó, esperabas todo lo que generó?

 

 

Jamás me imaginé lo que iba a suceder, yo escribo todo el tiempo. Escribo y tengo notas por todas partes. Me fui de vacaciones y cuando regresé decidí ponerlo todo junto para tirar los papeles en la computadora, y lo mandé como a las 12 de la noche. Nunca dije “Ah, ahora se enterará el mundo de lo que yo quiero” (ríe), no, para nada.

 

¿Te arrepientes?

¡No, para nada! Cuando vi todo este rollo pensé ¿qué hice, pues qué pasó? Llegué a casa y lo volví a leer 30 veces y dije “A lo mejor sí puse algo mal y no me di cuenta” . Y lo leí y releí y pensé “¡está bien padre!… o no!” es lo que yo creo y lo que yo no creo; la malinterpretaron, la sacaron de contexto, hicieron algo enorme de una tontería, de un monólogo interno que iba con la intención de abrir mi corazón y hacerlo público.

 

Creo que Twitter es un cuchillo de doble filo, es tremendo, ¡de miedo! No nos damos cuenta de la magnitud… bueno sí, ¡yo ya me di cuenta! (ríe)

 

Por eso digo que hay dos momentos en la carta…

Lo del Chapo lo sacaron completamente de contexto, porque era una i-ro-nía totalmente! Había sarcasmo (ríe) creo que soy muy mala escritora, porque ya me di cuenta que no; era un poco de ironía; me refiero al Chapo como algo malo en comparación, era una metáfora, era un sarcasmo.

 

Kate tiene un semblante de incipiente enojo, su respuesta suena como a reclamo, a un sutil reclamo

 

Y si quieras que te diga el por qué pensé en “El Chapo”, yo pensé bueno, ya sabes derecho con él por dónde se va (señala con las manos hacia el frente), por lo menos ya sabes quién es, ya sabes a lo que se dedica; y con los gobiernos y los políticos pues no, se van por acá, se van por allá (zigzagea con los brazos).

 

El Chapo Guzmán es un tema delicado, ha hecho mucho daño a este país; por lo que me parece irresponsable pero también valiente, que dice que no cree en la Iglesia ni en el Vaticano, a pesar de que sé que eres una mujer de fe.

 

Nada más se enfocaron en lo negativo, pongo en lo que creo y en lo que no creo; y en lo que sí creo nadie dice nada. Y precisamente porque creo, porque tengo fe.

 

Por eso digo que pasas por dos momentos, no entendí por qué pasas de una cosa a la otra. Por ejemplo, de dónde sacas tú que algún gobierno tiene la cura para el cáncer y el sida, ¿dónde lo leíste?

 

La actriz traga saliva con disimulo y sonríe.

 

Lo he leído en muchas cosas y no lo sé de cierto; no tengo como comprobarte, es lo que yo creo, nada más.

 

¿Crees que existe la cura para el sida y para el cáncer y no nos la han dado?

(Ríe nerviosa)

 

¡Vas a hacer que me meta en más problemas! ¡Estás viendo! Te estoy diciendo que esa es mi creencia, y que estamos rodeados de mucha manipulación, es una creencia, nada más.

 

Lo del Chapo era ‘traficar con amor’, ése era el mensaje, te lo juro!

 

¿Te contestó?

¿El Chapo? (responde asombrada) No, ¡yo no conozco al señor!

 

¡No, no, bueno (risas) supongo que no lo conoces! (risas)

 

¡Hasta me asustaste!

 

¿Tuviste algún mensaje de ese tipo?

No, no. yo creo que en ese momento me desmayo o me sale lo Teresa Mendoza, que todas tenemos.

 

Te manifestaste, me parece que eso sí es muy valiente; yo no conozco mucha gente que hable públicamente de la sexualidad, de la Iglesia y etcétera…

 

Ah, y no soy lesbiana (Interrumpe la actriz riendo)

 

No, ¿no?

Yo sé que de verdad muchas quisieran, ¡pero no! Me gustan mucho los hombres, tengo muchos amigos y amigas gay y los respeto, pero fíjate que ¡no se les va a hacer! (risas)

 

Hay muchas como “Teresa “ y hay muchos como todos los personajes que hay en La Reina del Sur.

 

Yo nunca entendí, yo sufría mucho con Teresa: tú no puedes vivir así, no puedes vivir sabiendo el dolor que has causado, las tragedias que has causado; y sabiendo además que te puedes morir en cualquier segundo.

 

¿Cómo puede alguien vivir con eso?

 

No se puede vivir con eso, y eso lo viví con La Reina, estás dispuesto a morir a cada segundo. Yo no podría irme a dormir tranquila (simula darse un tiro en la sien) sabiendo el daño que he causado; preferiría morir, como Teresa.

 

¿Eres tequilera?

Mucho, y le agarré más gusto en Colombia… y en España, y en México (enumera y ríe) ¡Cada vez le agarro más gusto! Antes no tomaba tequila, no podía, me parecía muy fuerte; tiene tiempo que tomo tequila y ahora me cae muy bien. Creo que a las mexicanas nos cae muy bien el tequila; también me encanta el mezcal.

 

¿Y la droga?

Nunca he sido afecta, nunca he tenido curiosidad. He probado, pero tal vez porque soy muy sana en cuanto a como vivo mi vida; las he probado eh! pero nunca me ha gustado ninguna. Me encanta el alcohol, lo que sea, pero no puedo con las drogas, yo no puedo saber que no tengo mis cinco sentidos en lo que estoy, soy demasiado controladora.

 

¿No será por eso que te divorcias, mana?

¡Seguro! Por eso y por otras muchas cosas más, me divorcio por esos twitters que pongo, pues por eso ya no me voy a casar! (ríen)

 

Ahorita estás sola, te acabas de separar…

 

(La actriz se pone seria y se toca la pierna nerviosa)

 

Tiene poquito que me separé, aunque físicamente ya llevábamos un poquito más tiempo separados.

 

¿Entonces por qué te casaste?

Primero porque no creo en el matrimonio, entonces para mí era un trámite, dije “órale, si eso es lo que él quiere” (titubea) tampoco creas que lo hice porque él moría por… no, nada. Fue un poquito esto mexicano que tenemos de que “Ay mijita, si ya vives con él pues cásate” y eso de dar gusto, nos la pasábamos muy padre. No le doy importancia al matrimonio, al papel, va, vamos a hacerlos felices.

 

¿Tú crees que en México no perdonamos el éxito?

¡Qué buena pregunta! Ya no quiero decir nada porque siento que todo se me malinterpreta y…

Luego a veces uno dice estupideces, o sea tampoco pasa nada.

 

Mira, las mías. estupideces o no, pero muy mías. Creo que sí, de pronto nos atacamos mucho, no nos da mucho gusto que a otro mexicano le vaya súper bien y que ‘la haga’ en otro país; sino que es decir (pone sus manos sobre la cintura y sentencia) ‘mírala, ya se fue, qué fácil’.

 

Yo lucho por mi felicidad, como deberían hacer todos, ese era mi llamado.

 

www.adelamicha.com / versión: Itzel Castañares