La arquitectura del tabloide sensacionalista News of the World forma parte del vanguardismo transpop, o si se prefiere, del algoritmo Miley Cyrus: lo estridente como el incentivo del morbo.
Llevado al periodismo, el vanguardismo transpop se puede sustentar en la corrupción tolerada siempre y cuando se exteriorice a través del morbo espectacular. Si es necesario explotar la muerte de una niña, que así sea. Si la nota fabricada impacta en el habitáculo privado de una estrella pública, que así sea.
Nos quejamos de las travesuras diplomáticas de WikiLeaks y de los videojuegos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos; coparticipamos en el enriquecimiento de Facebook, Twitter y Amazon y toleramos que periódicos intervengan, con la colaboración de la policía, las llamadas telefónicas del príncipe Guillermo.
“Hola cariño, lo siento, acabo de llegar. He tenido un día muy intenso. He estado corriendo por el bosque de Aldershot, persiguiendo sombras y perdiéndome, y me metí en la emboscada de algún otro regimiento, fue embarazoso porque casi me disparan… con balas falsas”, mensaje que dejó Guillermo en el buzón de voz de su novia, Kate Middleton. La traducción transpop a través de News of the World se dirigió a una posible muerte del príncipe Guillermo durante su servicio militar. ¿Cómo se enteraron Andy Coulson y Rebekah Brooks, binomio en la dirección del tabloide británico más exitoso?
El detective Dereck Webb fue una de las piezas torales para que un juez haya encontrado culpable a Andy Coulson como el arquitecto del espectáculo estridente. Webb, ex policía, fue contratado por News of the World para seguir los pasos de personalidades pertenecientes al mainstream.
Sabemos que José Mourinho es un icono mediatizable en la prensa sensacionalista. Pues ahí estuvo presente el periodismo elaborado por el algoritmo Miley Cyrus. ¿Harry Potter? También. En su momento, las conversaciones entre el actor Daniel Radcliffe con sus padres podían monetizarse. La exclusiva de por medio. ¿Cómo se enteraron? Gracias a las audacias periodísticas de Andy Coulson y compañía.
No es necesario saltar del sector mainstream al de los anónimos gracias a la magia del tiempo real. Intervenir el teléfono de una niña de 13 años, secuestrada y violada, aporta a todo periódico sensacionalista la posibilidad de burlarse de su familia. Tan fácil como vaciar del buzón de voz del teléfono de la niña para inventar en la opinión pública la esperanza de vida.
El martes, el premier David Cameron pidió disculpas por haber contratado como director de Comunicaciones a Andy Coulson, cuatro meses después del estallido del caso de espionaje del tabloide News of the World. Le di una segunda oportunidad, mencionó. Un premio para el periodismo meme. Los políticos también son hacedores del periodismo meme.
Sensibles a la vulnerabilidad de la opinión pública, deciden industrializar la misma en su beneficio; un seguro en contra de una mala imagen que puede perjudicarles su carrera pública. David Cameron se lava las manos sin mencionar la posibilidad de que en su oficina de comunicación Andy Coulson instalara su periodismo meme en beneficio del premier. Tampoco revela la triangulación entre Rupert Murdoch, dueño del News of the World, y David Cameron a través de Coulson.
Aunque la decisión del juez apuntó a una sola cabeza, como suele suceder cuando poderosos diques contienen la crisis, hay más interrogantes que señalados como culpables. Los Murdoch, Rupert y su hijo James, declararon ante una comisión de la Cámara de los Comunes hace un par de años. Dijeron que no sabían nada sobre el tema. El problema judicial es superado por los dilemas éticos del periodismo meme. Sabemos que el periodismo meme pertenece a la industria de la mentira masivamente aceptada donde los directores y dueños son, de manera sigilosa, corruptos.
Lo que es cierto es que existen dos vectores que han penetrado en el corazón del periodismo en el siglo XXI, y son: la revolución tecnológica y la crisis económica. La primera cataliza la gravedad de la segunda; los hábitos de la demografía juvenil nunca más se asemejarán a los vistos durante el siglo pasado. El periodismo del XXI se recrea o se convierte en un conjunto de memes sin bases deontológicas.