Históricamente a medio sexenio hay cambios en el gobierno federal.
Con los priistas era una práctica por varias razones.
El presidente usaba las candidaturas a gobernadores, diputados y senadores (Carlos Salinas y Ernesto Zedillo tuvieron esa opción) para mover sus piezas y asegurar el control del Congreso de la Unión.
De paso perfilaba en el gabinete a quienes lo acompañarían en el tramo final y sobre todo a quien pretendía colocar en la antesala de la Presidencia de la República.
Todos tuvieron poder para hacerlo, excepto Zedillo.
El priismo, entonces liderado por Santiago Oñate, Juan Millán y César Augusto Santiago, aprovechó la Asamblea Nacional previa a 1997 y 2000 para frenar el arribo de priistas de dudosa militancia y condicionar algunas candidaturas (Presidencia, senadores y gobernadores) a cargo de elección previo.
Candados, le llamaron.
Zedillo se quedó sin cartas y por eso recurrió a Francisco Labastida.
Vicente Fox no pudo colocar a todos sus incondicionales por falta de visión política y su escasa ascendencia en el PAN.
Felipe Calderón retomó el partido a través de Germán Martínez, pero el fracaso electoral de 2009 lo obligó a poner de relevo a su secretario particular, el polémico César Nava.
PRI: SIN CUADROS ATRACTIVOS PARA EL DF
Ahora están desbordadas las ambiciones.
No hay dependencia de primer nivel donde no haya subsecretarios, oficiales mayores, coordinadores y/o directores generales con el deseo de abandonar su cargo actual para saltar a gobernador o diputado federal.
Están a la espera de alguna señal superior porque, con los comicios adelantados a causa de la reforma en curso, deberán dejar el cargo actual a fin de año.
Quieren ser operadores del gobierno de Enrique Peña en la segunda mitad, o bien preparar desde la Cámara de Diputados el asalto al siguiente cargo: gobernador, senador o secretario de Estado si repite el PRI en el poder federal.
Son muchos los aspirantes pero pocas las posiciones: nueve gubernaturas y, con una cosecha regular de votos a reserva de mejoras en seguridad y economía, tal vez 200 diputaciones.
Llama la atención el poco interés mostrado por funcionarios de nivel alto por buscar posiciones en el Distrito Federal: 16 delegaciones y la ALDF.
Las principales causas serían la baja presencia priista en la ciudad de México y el pleito interminable entre Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y el grupo de Beatriz Paredes.
Carente de cuadros atractivos, el dirigente Mauricio López deberá hacer milagros para encontrar candidatos competitivos y, en el caso del legislativo, ofrecerles la zanahoria de congreso constituyente si el Distrito Federal es convertido en el estado 32.
TRAS LAS FUENTES DE DINERO DE MIRELES
1.- José Manuel Mireles cometió un error estratégico.
Desde hace tiempo los informes de inteligencia del gobierno lo relacionaban con el crimen organizado de Michoacán y por ello era visto con desconfianza por el comisionado Alfredo Castillo.
Ahora las investigaciones van hacia sus fuentes de financiamiento.
Tal vez por ahí debieron principiar.
2.- La preponderancia en telecomunicaciones ya no es materia para la fracción priista en el Senado, declaró el hidalguense Omar Fayad.
El tema está resuelto desde la reforma constitucional -votada por 112 senadores, incluidos los perredistas y el panista Javier Corral- y aplicada por el Ifetel.
Con base en esa norma, los comisionados declararon preponderante a América Móvil en telecomunicaciones y a Televisa en radiodifusión.
O sea, remató Fayad, el PRI no aceptará cambiar las reglas aprobadas por quienes hoy piden dar marcha atrás.
Y 3.- paralelamente a esa declaración, el coordinador priista Manlio Fabio Beltrones ya dio fecha para aprobar las reglamentarias de telecomunicaciones: el 4 de julio en el Senado y el 8 en la Cámara de Diputados.
La reforma energética se verá en otro periodo extraordinario.