La checa Petra Kvitova, de 24 años, conquistó hoy su segundo Wimbledon al arrollar en la final a la canadiense Eugénie Bouchard, de 20, por 6-3 y 6-0, en tan solo 55 minutos.

 

La campeona en el All England Club en 2011, que alcanzará el cuarto puesto del ránking en su próxima actualización, hizo valer su superioridad al servicio y desquició al resto a la joven canadiense, que disputaba su primera final de Grand Slam y que entrará por primera vez en el “top 10”, en la séptima posición, eso sí habiendo encajado el marcador más duro y corto desde la final de 1992 que ganó la alemana Steffi Graf a la estadounidense Monica Seles (6-2 y 6-1)

 

La de hoy era la primera final de un gran torneo en la que se enfrentaban dos jugadoras nacidas en la década de 1990, signo de la ineludible renovación que afronta el circuito femenino en el atardecer de la carrera de las hermanas estadounidense Venus y Serena Williams.

 

Kvitova era la única de las dos rivales que ya había estado en un partido de este nivel, si bien no había vuelto a pisar la última ronda de un Grand Slam desde que se coronó en Londres hace tres años, en una final ante la rusa Maria Sharapova.

 

La canadiense, por su parte, no ha llegado a disputar los cuatro grandes torneos en una misma temporada antes de plantarse en su primera final.

 

Se clasificó para el penúltimo partido este año en Roland Garros y Australia, y en ambas ocasiones tan solo pudieron frenarla las que acabarían conquistando el torneo -la china Na Li en Melbourne y Sharapova en París-.

 

Bouchard, ganadora en categoría juvenil en Londres hace tan solo dos años, no había dejado escapar un solo set en todo el campeonato y saltó a la pista dispuesta a no empeñar esa estadística.

 

La canadiense se anotó el primer juego al saque en apenas dos minutos y mantuvo la calma cuando su rival comenzó a enviarle primeros servicios a 180 kilómetros por hora.

 

Los problemas comenzaron para la joven de Montreal cuando Kvitova se impuso al resto en el tercer juego. Bouchard forzó en dos ocasiones la igualdad en el siguiente, pero Kvitova acabó imponiéndose al servicio y adquirió una ventaja que resultó insalvable.

 

Ambas tenistas luchaban esta tarde contra el viento que soplaba en la pista central, descubierta apenas unos minutos antes del comienzo del partido a pesar de los nubarrones que presidían el cielo al suroeste de la capital británica.

 

En esas condiciones, la checa hizo valer su mayor experiencia para colocarse con ventaja de 5-2 al servicio, momento que aprovechó Bouchard para dar un golpe de efecto -el último que daría en el duelo- y forzar un nuevo juego en el que, finalmente, cedió por tercera vez su servicio y dejó ir su primer parcial en el torneo.

 

El segundo set fue un suplicio para la canadiense, que se colocó con una desventaja de 0-3 en apenas diez minutos.

 

Bouchard, derrumbada, bajaba la cabeza cada vez que veía pasar de largo una de las bolas cruzadas que le llegaban del otro lado de la pista, donde Kvitova se presentaba inspirada y segura de su juego.

 

En un segundo set inusualmente rápido, de tan solo 23 minutos, la checa cerró la final y, entre lágrimas, subió a las gradas para celebrar con su familia y su equipo técnico el segundo título de Grand Slam de su carrera.