Belo Horizonte. Última llamada para Luiz Felipe Scolari, Alejandro Sabella, Joachim Low y Louis Van Gaal, quienes en el banquillo actual de sus respectivos equipos nacionales tienen la gran oportunidad de quedar marcados con letras áureas en los libros de la Copa del Mundo.

 
Cada uno tiene para forjar su propia leyenda si son capaces de ganar la Copa. Scolari puede convertirse en bicamepón y ser el hombre que borró el amargo recuerdo del “Maracanazo del 50”, Sabella nada menos que el verdugo del archirrival futbolístico de los argentinos en la mismísima casa de la canarinha, Low podría ser el primer seleccionador europeo que conquista un Mundial en tierra americana, y Van Gaal ostentaría el título del hombre que enseñó a Holanda el camino para ganar al fin una Copa.

 
Por otro lado, hay que decir que ninguno de los cuatro tiene amarrada su permanencia en el actual banco, por una u otra cosa. El más evidente es el caso de Louis Van Gaal con Holanda, para quien es segura su despedida del combinado ‘orange’ ya comprometido con el Manchester United. Low en Alemania tiene compromiso hasta la Eurocopa de 2016, sin embargo, puede ser Brasil su último Mundial si no llega a la final.

 
Joachim Löw llegó en 2006 a Alemania para sustituir a Jurgen Klinsmann, de quien había sido auxiliar, y desde el principio intentó devolver el dominio germano del siglo pasado. Y es que la selección no logra un gran título desde que consiguió la Eurocopa de 1996 y en un Mundial no reina desde Italia 1990.

 
Alejandro Sabella en Argentina medita cerrar su etapa en el equipo nacional, y es que no es poca la presión que acecha al combinado albiazul, sobre todo que el bonaerense trabaja bajo el liderazgo de Leo Messi, amo y señor en la albiceleste. Sabella llegó al banquillo albiceleste en 2011, tras el mal papel en la Copa América de Argentina, eliminado en cuartos de final contra Uruguay y con la única experiencia de haber sido el responsable del Estudiantes de la Plata durante tres cursos, club con el que se coronó como campeón de la Copa Libertadores (2009).

 
Para finalizar está el caso de Luiz Felipe Scolari en la selección brasileña, al que no le sirve otra cosa que el título. Una muy alta expectativa para un técnico que ya ganó en 2013 la Copa Confederaciones, en esta misma sede, y en 2002 la Copa del Mundo número cinco para la canarinha, pero que en su estilo de juego duro y defensivo parece tener a su peor enemigo, que sólo será perdonado con la obtención de un sexto título, bálsamo que por supuesto lavaría todos sus pecados.