Dijo el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong: “Vamos a poner orden en el tema de los migrantes centroamericanos, no podemos seguir permitiendo que pongan en peligro sus vidas. Es nuestra responsabilidad. La Bestia es para carga, no de pasajeros; tendremos que entrar en su regularización y en próximos días anunciaremos algo al respecto. Es una decisión del Estado mexicano”.
Los observadores políticos le responden: Ojalá que “la decisión” no incluya seguir cargándole la mano a los soldados y a los marinos, que bastante tienen con las tareas policiacas que el Estado mexicano les ha encomendado desde el principio del sexenio. Y exponen una reflexión y una sencilla pregunta a quien corresponda (pregunta cuya respuesta seguramente no será tan sencilla): En el caso de que el Gobierno Federal logre “regularizar” el uso de La Bestia como transporte de carga, ¿Qué hará con los cientos, miles de migrantes de Centroamérica que, de todas maneras, seguirán utilizando el territorio nacional para trasladarse a la frontera norte?
Para ellos, apunta el columnista, el Gobierno Federal creó el Programa Frontera Sur que el Ejecutivo anunció el 7 de julio pasado, y que permitirá, según la versión oficial, lo siguiente:
• Modernizar la operación de los 12 cruces internacionales oficiales, transformando los puntos de revisión aduanales en Centros de Atención Integral para el Tránsito Fronterizo.
• Brindar mayor protección a los migrantes y mejorar las condiciones en que operan los albergues y estaciones migratorias, incluyendo los espacios para menores no acompañados, todo ello trabajando de la mano siempre con la sociedad.
• Ampliar la colaboración con Centroamérica para el resguardo y repatriación de los migrantes, así como la disminución de las condiciones que alientan el fenómeno migratorio.
• Fortalecer las acciones contra el crimen, el intercambio de inteligencia con los países vecinos y, destacadamente,
• Incrementar la colaboración regional e institucional encaminada a proteger y dar certidumbre a quienes cruzan nuestra frontera.
Como que este programa se parece a los que se instrumentaron en otros sexenios, los cuales comentamos en este espacio el día de ayer, acota el columnista. Y si es “más de lo mismo”, entonces ¿qué va a hacer Humberto Mayans Canabal, designado ayer Coordinador para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur? Es la pregunta obligada.
Pues lo mismo que han hecho otros funcionarios encargados del tema migratorio en esa región, “tirar el rollo”, podría ser la respuesta. Y ahí está el primero:
“…debemos avanzar en la coordinación entre las dependencias federales, con los gobiernos estatales y municipales de los estados fronterizos, para hacer de la frontera sur un espacio de estabilidad y gobernabilidad que permita incrementar las oportunidades de empleo, fomentar las inversiones públicas y privadas, fortalecer la cohesión social, así como la seguridad en la región, en el marco de una visión de integración y corresponsabilidad con nuestros vecinos centroamericanos…”, dijo en su presentación Mayans.
¡No se hagan bolas con el tema de la migración: se trata de un fenómeno irresoluble, i-rre-so-lu-ble! Exclaman los observadores políticos. Y agregan: Si lo que pretende el Gobierno Federal es desalentar la llegada a México de centroamericanos en tránsito hacia los Estados Unidos, perderá tiempo, dinero y esfuerzo.
Sucedería lo mismo si pretendiera evitar que los mexicanos ingresaran al país del norte como indocumentados. De manera pues que no hay políticas públicas, ni programas, ni muros, ni policías, ni armas de fuego que detengan a los migrantes. La historia de la humanidad es la historia de las migraciones. Así que… ni modo, ya nos jodimos. Lo más que puede hacerse -lo único-, es que México garantice a los migrantes centroamericanos la aplicación de la misma política de respeto a los derechos humanos que exigimos del gobierno estadunidense en su trato hacia nuestros compatriotas que se internan en el territorio norteño en pos del “american way of life”.
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