JERUSALÉN. El Gobierno israelí ha sacado el “martillo de 5 kilos”, como suelen llamarlo en el argot militar, para castigar a un Hamás al que, en la práctica, da por imbatible y que, trece días después de comenzar la operación “Margen protector”, muestra una capacidad ofensiva similar a la de un ejército regular.
El “martillo” está golpeando con fuerza desde hace veinticuatro horas en el barrio de Shahaiya, al este de Gaza, en una táctica similar a la que Israel aplicó contra el movimiento chíi Hizbulá en el barrio beirutí de Dahia, reducido a ruinas en la guerra del Líbano de 2006.
“Desde Shahaiya se ha disparado un 8% de los cohetes contra Israel”, dijo una fuente militar israelí al explicar las razones por las que en las últimas horas la artillería, la marina y la fuerza aérea israelíes dirigen su fuego contra ese barrio gazatí.
Israel se había abstenido hasta ahora de atacar ese barrio, que considera uno de los bastiones de Hamás en Gaza, por la complejidad táctica de la operación, el precio en vidas que se cobraría tanto en sus filas como entre la población, y el impacto que las imágenes de víctimas civiles pueda tener en la comunidad internacional.
Pero los comentaristas locales indican que más allá de los beneficios operativos que representa la destrucción de lanzaderas que han alcanzado Haifa, Tel Aviv o Jerusalén, Shahaiya es un “símbolo”.
“Hay que concienciar a la otra parte del precio que puede llegar a pagar por atacar a Israel”, dijo el exmilitar reconvertido en político Efi Eitam, que se mostró partidario de “poner de rodillas” a Hamás hasta destruirlo.
Una demanda que contrasta precisamente con la táctica del martillo que, al menos cuando se empleó en Líbano, reconocía de facto la imposibilidad de Israel de derrotar a su enemigo en el campo de batalla y la aceptación de que, a partir de ese momento, sólo sería posible un equilibrio de terror que le disuadiera de atacar.
“No estamos luchando contra una organización terrorista, estamos luchando contra una organización que se asemeja al ejército de un estado pero que se refugia entre la población”, explicó un académico del Centro Interdisciplinario de Herzlíya sobre el poderío de Hamás y de las milicias que actúan en la franja.
Según la Inteligencia Militar israelí, antes de la operación “Margen protector”, que comenzó el 8 de julio, en Gaza había entre 9 mil y 10 mil cohetes de diferentes alcances.
La sorpresa de Israel, en cierta medida, ha sido la capacidad de ese movimiento de mantener un “ritmo estable de fuego” durante casi dos semanas (110-130 cohetes diarios) a pesar de que en los primeros diez días Israel bombardeó por aire más de mil 200 blancos.
También se ve sorprendida por la capacidad que Hamás demuestra a la hora de generar “sorpresas”, según la terminología del propio grupo islamista, queIsrael no se puede permitir.
Entre las capacidades armamentísticas de Hamás se encuentran los aviones no tripulados (drones), que se pueden emplear tanto en misiones de espionaje y también como bombas volantes -de los que al menos dos han sido derribados en vuelo por la artillería antiaérea israelí-.
“Se puede hablar de una Gaza subterránea. Los túneles sirven para almacenar cohetes y recargar lanzaderas, para el desplazamiento de terroristas de un lado a otro (dentro de la franja) y para realizar incursiones y aterrorizar a la población israelí”, declaró la fuente militar sobre la razón que Israel ha esgrimido oficialmente para lanzar el jueves su ofensiva terrestre.