En su loca carrera por ganar la candidatura de su partido a la gubernatura de Nuevo León, la inexistente senadora Cristina Díaz, secretaria general de la inexistente Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del PRI, estrenó una flamante bola de cristal para profetizar que al comenzar el año 2015, la Reforma Energética convertirá a nuestro país en un paraíso de felicidad y bienestar para las familias mexicanas. ¡Bruja, bruja! Gritan los espectadores.
¿Así como por arte de magia? Le preguntan los escépticos y algunos de sus detractores. Bueno, los beneficios de los cambios constitucionales no iniciarán por decreto, sino comenzarán a sentirse a partir de 2015, pareció responderles. No nada más eso: En 2018 vamos a tener medio millón de empleos adicionales y 2.5 millones más para 2025 gracias a las grandes inversiones que se realizarán en el sector energético, así como por el fortalecimiento y modernización de PEMEX y la CFE, abundó la señora. Por estos y muchos otros beneficios iremos como Sancho Panza, perdón, “iremos como punta de lanza por México, llevando la reforma energética a favor de las familias, por todo el país”, agregó Cristina, dirigente de la inexistente CNOP, en una gira que realizó por las colonias pobres de la ciudad de Monterrey.
A punto del éxtasis, expresó: “Esperamos que con la reforma, a partir de 2015 el Producto Interno Bruto (PIB) comience a crecer, que el país tenga un crecimiento importante y que a futuro, a unos 20 años, si no es que en menos tiempo, México forme parte de las 10 economías más importantes del mundo”. ¡Qué bárbara, qué bárbara la mujer!
Mientras llega esa felicidad para las familias mexicanas, continuará el subsidio al consumo de la luz, que protege la economía de los que menos tienen, prometió la senadora. Más aún, la modificación al artículo 139 de la Ley de la Industria Eléctrica, aprobada por el Senado de la República, protege a 98% de los usuarios domésticos que en el país tienen algún grado de apoyo oficial, lo cual reduce el monto de la factura de su suministro. “El subsidio continúa, al igual que las facultades del Ejecutivo federal para fijar tarifas distintas a favor de determinados grupos de usuarios que por sus condiciones económicas lo requieran”, aclaró Cristina, quien es también presidenta de la Comisión de Gobernación y senadora por el estado de Nuevo León, además de dirigente de la inexistente CNOP.
Algunos observadores consideran que si bien la señora tiene todo el derecho de “montarse en el cuaco” de la reforma energética y de sus beneficios para auto promoverse con miras al proceso electoral del próximo año en su estado, no puede andar engañando a los integrantes de las organizaciones populares, a la sociedad, a la opinión pública con la promesa de que “a más tardar en cinco meses comenzarán a sentirse en forma gradual los beneficios de la reforma energética, que impactarán directamente en el bolsillo de las familias, el comercio y la industria…”
Aunque sea una mentira lo del plazo de cinco meses, tiene una explicación: Si quiere contender por la candidatura de su partido a la gubernatura de su estado, o si en su bola de cristal ya vio que será la elegida, tendrá que pedir licencia a más tardar el próximo 7 de noviembre.
Casualmente, aunque en política las casualidades no existen, ayer el coordinador de los diputados del PRI, Manlio Fabio Beltrones, aclaró: “Los precios de la luz y del gas empezarán a bajar en cuanto tengamos la oportunidad de extraer el gas más barato -como es el deseo de esta reforma energética-, y ese gas transformarlo en electricidad que sería más barata. Yo le daría a este plazo, para que se vean los resultados, unos tres o cuatro años cuando mucho”.
¡Tómala mamá Cristina! Exclaman los malosos.
AGENDA PREVIA
Pues ahora resulta que siempre sí habrá reforma al campo… pero llegará por donde menos se esperaba: por la vía de las leyes secundarias de la reforma energética y la consiguiente expropiación… ¡perdón, perdón!, la “ocupación temporal” de tierras, para dar paso a las obras de las empresas que nos van a hacer el favor de encargarse de los recursos eléctricos y petroleros. Apunta un puntilloso observador. Y lo que también habrá, junto con la reforma, es la protesta masiva de las mil y una organizaciones de campesinos y pseudo campesinos que pululan en el agro.
Por lo pronto, el problema le cayó al secretario de Gobernación, quien convocó a una reunión con líderes y pseudo líderes “campesinos”, para tratar de desactivar esa bomba de tiempo, con la grata presencia de sus colegas titulares de la SHCP, la SAGARPA y la SEDATU.
¡Qué bonita reforma, qué bonita reforma!
Por cierto, al dirigente del Congreso Agrario Permanente (CAP), José Durán, alguien le preguntó: ¿No cree que la instalación de estas “mesas de análisis” es darles “atole con el dedo”? A lo que respondió: ¡Cómo cree amigo, esta gente tiene la voluntad de escuchar a las organizaciones! Ni modo, hay que fregarse con esos pseudo líderes “campesinos”.