A Antonio Mohames no se lo quita de la cabeza. Quiere que sus Águilas se olviden de desplegar largas y veloces alas para ofender; lo del Turco es más conservador. Prefiere un par de extremidades, sí, veloces, pero fuertes, seguras, que no sean desviadas por cualquier ventarrón. Es por eso la insistencia del técnico en modificar esa línea de cinco que tan buenos frutos le trajo a los amarillos durante la etapa de Miguel Herrera, pero con la que el Turco parece no sentirse tan cómodo y está dispuesto a modificar.
Ya lo intentó en la fecha uno, con nefastos resultados, y lo volvió a hacer el sábado anterior, en el triunfo de los capitalinos sobre Xolos, aunque más por necesidad que por real convicción.
Lo de la semana uno en León da para analizar. Y es que Mohamed, si bien tuvo que retirar del duelo ante Panzas Verdes a Layún, por lesión, pensó, (aún hay que preguntarse por qué) que con habilitar a Pablo Aguilar como lateral por izquierda, América tendría para aguantar las acometidas leonesas, pero la verdad es que a partir del cambio, León tuvo una avenida por el sector y provocó que Pablo Aguilar se viera lento e inseguro.
Fueron 12 minutos lo que duró la equivocación de Mohamed, o lo que tardó en darse cuenta de su error, antes de modificar, esa línea de cuatro errada que había con Valenzuela y Goltz en la central, complementada por Paul Aguilar en la derecha y Pablo en la izquierda. Fueron los peores momentos americanistas en el terreno del campeón, que corrigió con la entrada de Osmar Mares para regresar a una línea de cinco a la que está más que acostumbrada la zaga americanista.
Lo visto en el Azteca el sábado fue diferente. Mohamed modificó en el segundo lapso de línea de cinco a línea de cuatro porque en realidad le sobraba un zaguero. Sacar del terreno a Juan Carlos Valenzuela resultaba la opción obvia para un equipo que encasa debía atacar y perdía por uno a cero. El problema es que en el resultado también vio como su zaga enfrentaba un par de mano a mano que no terminaron en gol por la mala ejecución de lo artilleros de Xolos.
Incluso la voltereta americanista de último minuto, llegó más por el peso específico de las individualidades, que por un real funcionamiento del cambio a línea de cuatro en su defensa.
Tarea pendiente de Mohamed, que tendrá que convertir a un equipo diseñado ahora hasta el ADN a su línea de cinco, para que funcione con una línea de cuatro con la que hizo campeón a Xolos, habrá que ver si en el intento no lleva la penitencia.