WASHINGTON. La migración de niños en solitario desde distintos puntos de Centroamérica y México hacia Estados Unidos fue declarada una emergencia por el gobierno de Barack Obama y levantó las alertas de los poderes en la mitad del continente. Y si bien, los primeros resultados de los esfuerzos anunciados señalan que la llegada de menores se ha reducido, quedan aún aristas pendientes como que el retornar a los menores a sus sitios pueda ponerlos en peligro.

 

Por ello, esta semana una voz desde la más alta esfera del poder llamó la atención: Estados Unidos será juzgado por cómo trate a los miles de niños migrantes que están llegando a su frontera, dijo el vicepresidente Joseph Biden, al advertir que estarán obligados a enviar de regreso a algunos menores a entornos desafortunados.

 

"Ellos no son los niños de alguien más, son nuestros niños", señaló.

 

Biden llamó a organizaciones de abogados a representar legalmente a niños detenidos en la frontera al comparecer ante cortes migratorias.

 

Será una tarea difícil para un sistema legal saturado evaluar si estos muchachos cumplen con el criterio para recibir estatus de refugiados y si regresarlos puede ponerlos en riesgo físico, reconoció.

 

“Necesitamos abogados, abogados capacitados para determinar si estos menores cumplen el criterio para que se les otorgue estatus de refugiado”, sostuvo el segundo mando del poder en EU.

 

Al tiempo destacó que no es factible para EU permitir a los menores quedarse sólo porque “aquí estarían mejor” que en sus países de origen. "Los jueces enviarán de regreso a algunos niños a entornos que no son tan buenos como las instalaciones donde están viviendo", señaló el vicepresidente en referencia a los centros de detención que el gobierno federal ha instalado para albergar a la ola de migrantes que han llegado. Pero las circunstancias "no cumplirán con los estándares de asilo".

 

La Casa Blanca estima que menos de la mitad de los 60 mil menores detenidos en los pasados nueve meses, cuenta con representación legal al momento de comparecer ante cortes de migración.

 

El llamado de Biden refleja el sentido de urgencia que la administración Obama ve en garantizar apoyo legal a los menores migrantes pese a la incapacidad del gobierno de persuadir al Congreso para que autorice recursos de emergencia.

 

El vicepresidente indicó que por ahora, conforme se incrementan las peticiones de refugio por parte de estos menores, el gobierno estadunidense busca cómo responder con los recursos que tiene a la mano.

 

El mes pasado, el presidente Barack Obama solicitó al Congreso una partida presupuestal adicional de emergencia por tres mil 700 millones de dólares, a fin de responder a esta crisis migratoria.

 

Biden reconoció que, debido a las implicaciones que pueden tener en algunos casos el regreso de estos menores a sus países de origen, el trabajo de los abogados al respecto no sólo resulta apremiante, sino que “va a ser difícil, realmente va a ser difícil”.

 

La clave, agregó, es atacar las causas de la violencia en las naciones centroamericanas que están haciendo que los padres paguen a personas "sin escrúpulos" que introducen a los niños sin autorización a Estados Unidos.

 

Biden también sostuvo que los gobiernos centroamericanos no están preparados para tomar decisiones drásticas para resolver los problemas que causan la inmigración. "Pero el presidente y yo estamos preparados", declaró.

 

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