GAZA. Mientras el mundo debate el asalto Israelí contra Gaza, poco se habla del daño psicológico sufrido tras las secuelas de la guerra, sobre todo en los niños y niñas palestinas, los más vulnerables.

 

 

Varios niños se reúnen en el patio de una escuela-albergue en Gaza pero no son los juegos lo que centra su atención, sino un grupo de psicoterapeutas que tienen como misión tratar el estrés y el miedo de los menores. Cuando Israel lanzó su ofensiva sobre la franja costera hace ya más de un mes, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) habilitó la mayoría de sus escuelas en ella para ofrecer refugio a las cerca de 200 mil personas que abandonaron sus hogares, muchos ahora destruidos o seriamente dañados por los bombardeos aéreos y ataques de la artillería israelí.

 

Abrumados por la violencia, los niños que fueron acogidos en estas escuelas-albergue pasan su tiempo con psicoterapeutas que juegan con ellos, les ayudan a dibujar y les cuentan relatos como parte de la terapia para minimizar el estrés y la tensión que padecen. Estos especialistas son también palestinos residentes en Gaza, hombres y mujeres que voluntariamente han decidido poner a disposición de los demás sus conocimientos en educación y psicología y su habilidad para tratar con niños en etapas de crisis.

 

No sólo deben mantener a los pequeños entretenidos, sino también ayudarles a superar los temores que les produce haber perdido sus hogares.

 

Según estos expertos, en una situación de conflicto el miedo y el desplazamiento forzado afectan psicológicamente, especialmente a los más pequeños, provocando, entre otros efectos, alteraciones del sueño y terrores nocturnos.

 

Hasta la fecha, varias agencias de la ONU al cuidado de la infancia han reiterado en múltiples ocasiones su preocupación sobre el futuro de estos niños y cifran en cerca de 400 mil aquellos que necesitan con urgencia recibir psicoterapia para reducir las secuelas del conflicto.

 

Ahmed Badder, que presta ayuda psicológica “de emergencia” a los menores, asegura que todos los voluntarios están esforzándose al máximo para dar la mejor atención.

 

“Estamos divididos y cada grupo va a una escuela u hospital”, explica Badder, quien agrega que “es una misión complicada trabajar con niños que presentan daños psicológicos después de que muchos de ellos, además, hayan perdido a sus padres, hermanos y amigos”.

 

La parte más complicada, según este voluntario, “es cuando alguien pregunta dónde están sus padres, adónde han ido o quién se los ha llevado. En este caso, intentamos que olviden progresivamente y se adapten, poco a poco, a su nueva situación”.

 

De acuerdo al Ministerio de Sanidad en Gaza, unos 430 niños han muerto y cerca de tres mil han resultado heridos durante la operación que, en total, ha sesgado la vida de casi dos mil personas. Sin embargo, para muchos, los juguetes, los juegos y las historias no son suficientes.

 

Bashir Idhair, con siete años, lo ha perdido todo, incluida a su familia en un bombardeo sobre su casa en Rafah, en el sur de Gaza. En el hospital de Shifa, también atacado durante el conflicto, Bashir no deja de llorar y llama sin cesar a su madre.

 

“Nada que temer”

 

 

JERUSALÉN.  Israel comenzó a prepararse para afrontar las denuncias internacionales por la supuesta violación del derecho humanitario durante la operación “Margen protector” en Gaza y asegura que “no tiene nada que temer”.

 

“Desde el punto de vista jurídico, el Estado de Israel puede estar tranquilo”, aseguró el subcomandante de la Fiscalía militar Eli Bar On, que promete que toda denuncia que se presente será investigada por decenas de comisiones en Israel.

 

Al igual que la Fiscalía Militar, los ministerios de Exteriores y Justicia están abocados a la búsqueda de pruebas relacionadas con la ofensiva, que se ha cobrado las vidas de casi dos mil palestinos, entre ellos al menos 456 niños y 237 mujeres, según fuentes médicas en la Franja.

 

Los preparativos comenzaron antes de la operación, mucho antes de que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) iniciara las consultas para llevar a Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), según anunció su ministro de Exteriores, Ryad El Malki.

 

Las denuncias para investigar posibles crímenes de guerra han sido presentadas por ongs internacionales, gobiernos extranjeros y el Consejo de la ONU para los Derechos Humanos, que ya ha anunciado los integrantes de la comisión que investigará el caso.

 

Israel, que tildó esta decisión de “farsa”, defiende la actuación de sus tropas frente a la que considera la doble política de Hamás de “escudarse en civiles (palestinos) y atacar a civiles (israelíes)”, a su entender, un “doble crimen de guerra”.

 

Como prueba, el Ejército ha expuesto un “manual de combate” de Hamás, hallado en Shayahíe, en el que, según portavoces militares, se instruye sobre cómo usar a la población civil para “complicarle” las cosas al enemigo.

 

O la “concentración deliberada” de lanzamientos de cohetes desde los alrededores de blancos sensibles como escuelas, centro médicos o instalaciones internacionales, destaca Bar On.

 

Y al tratar de explicar los 25 ataques de su país contra escuelas, entre ellas de la UNRWA, y otros blancos notoriamente civiles, afirma que “Hamás actúa de forma cínica y maliciosa”.

 

En la ofensiva para refutar las denuncias de ataques indiscriminados, el Ministerio israelí de Exteriores ha colgado en su página de internet las imágenes de varias cadenas internacionales en las que se aprecian lanzamientos de cohetes desde zonas urbanas, en un caso a cien metros de un edificio en el que ondea la bandera de la ONU.

 

El doctor en Psicología en la Universidad de Al Aqsa, Derdah Al Shaler, afirma, en consonancia a los demás expertos en Gaza, que los niños allí han sido sujeto de dolor físico y psicológico durante la ofensiva.