La necesidad de combatir la problemática del medio ambiente y el cambio climático a nivel mundial pareciera tener una aceptación generalizada. Nadie discute el hecho de que estas transformaciones se estén dando ni que nuestras prácticas habituales de producción y consumo dañan al medio ambiente. Sin embargo, es importante que estos esfuerzos puedan por un lado articularse a nivel internacional pero, más importante, que puedan consolidarse a nivel local a través de las políticas propias de cada país.

 

 

Tal es el caso de México, que se ha subido al tren para proteger al medio ambiente y cambiar ciertas prácticas a favor de un mundo más verde, pero que sin embargo tiene aún mucho por hacer en la integración de esta lucha a las políticas nacionales y sectoriales en pro de un crecimiento sustentable.

 

Si bien las acciones que México ha emprendido para hacer de sus políticas unas políticas ecológicamente amigables han sido cuantiosas, es necesario que el gobierno enfoque sus esfuerzos en fomentar instrumentos que modifiquen la forma en que operan sus instituciones. En este sentido, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos propone en un informe publicado a principios del año (Perspectivas OCDE: México, Reformas para el Cambio) algunas recomendaciones a seguir que pueden ayudar al país a emparejar su crecimiento con la necesidad de proteger al planeta. Estas recomendaciones son: llevar a cabo un análisis y revisión con enfoque medioambiental de los instrumentos fiscales, tratando de lograr la eliminación de los subsidios perjudiciales en este sentido; reflexionar sobre la posibilidad de cobrar impuestos sobre las emisiones de gases de efecto invernadero; tomar medidas como son el cobro del agua o de los servicios de saneamiento y las tasas de acceso a zonas protegidas; fortalecer la aplicación y cumplimiento de la ley en materia ambiental y mejorar el tratamiento de aguas residuales, materia en la cual México presenta un retraso importante.

 

 

Así también, México debe mejorar sus políticas sectoriales a través de la inclusión de herramientas especiales con una perspectiva a favor del medio ambiente, logrando así coherencia entre los distintos sectores, sobre todo en lo que se refiere a la agricultura, la energía y el transporte.

 

 

Específicamente en el sector energético, es importante que se logre una mayor eficacia, especialmente en las industrias estatales de electricidad y petróleo. Dos políticas propias de este sector que deberían atenderse especialmente, al ser muy importantes para el papel que juega México en la lucha contra el cambio climático, son la eliminación de subsidios a la energía y la posibilidad de evolucionar hacia el establecimiento de precios a las emisiones de carbono.

 

 

En otro rubro, México tiene una ventaja competitiva importante por la gran diversidad biológica que existe en el país, es por esto que es de extrema importancia que se fortalezcan las políticas que la promueven y apoyan, sobre todo en lo que se refiere al cumplimiento de la ley (protección contra la explotación ilegal de los bosques y el tráfico de especies).

 

 

Aunque estas son algunas de las políticas cuya implementación es esencial para el adecuado funcionamiento de nuestros ecosistemas y la interacción que tendremos nosotros y futuras generaciones con el medio ambiente, es importante que a la par de estas reflexiones, logremos a nivel individual seguir el cauce que se ha abierto a favor de un mundo más verde. Recomendaciones como éstas y prácticas más sustentables que unifiquen el actuar individual con el del gobierno y la política internacional, suponen un enfoque integral y sostenible, necesario para combatir los retos que nos aguardan en materia ambiental.

 

 

 

 

Jimena Espinosa Mijares

Fuente: http://www.oecd.org/dataoecd/35/8/49363879.pdf