La lucha contra el narcotráfico y la criminalidad no consideró el estado de las cárceles para neutralizar a los delincuentes, lo que hace necesaria la integración de nuevos métodos para la penalización, consideró la Iglesia Católica.

 

En el editorial del órgano informativo de la Arquidiócesis de México “Desde la Fe”, sostuvo que las cárceles mexicanas lamentablemente son un eslabón más de la corrupción y la ineficacia de la justicia en el país.

 

De ahí que se hayan convertido en “universidades del crimen y de la muerte”, por lo que propuso equipos modernos y sofisticados de vigilancia y seguridad, así como métodos para la penalización que distinga a los primo delincuentes de los multiasesinos y criminales de talla.

 

Hay muchos instrumentos jurídicos y tecnológicos para evitar que todos aquellos individuos con problemas con la justicia sean castigados con reclusión.

 

Precisamente, el hecho de que miles de jóvenes recluidos por delitos menores convivan con delincuentes peligrosos que se han adueñado de los reclusorios crea las condiciones para que estos últimos impongan su ley.

 

Señaló que ante los constantes hechos de violencia, muerte y corrupción que se registran en los penales, más que acusaciones o diagnósticos es necesario empezar a buscar soluciones que permitan recuperar el sentido original de estos centros de detención.

 

De los 488 reclusorios existentes en el país, donde están detenidas 225 mil personas, solo siete fueron diseñados como cárceles federales de alta seguridad con un aceptable control de las autoridades, expuso.

 

En el resto, señaló, se mantienen condiciones indignantes para los presos y para el sistema de justicia del país.

 

En ese sentido, advirtió que no es posible tolerar que el sistema carcelario siga funcionando en medio de la improvisación, sin responsabilidad de los directivos y sin rendición de cuentas de las autoridades de todos los niveles.

 

Notimex