Invictus representa un caso extremo de maltrato en los circos. Este oso negro era una de las atracciones principales de un circo de Yucatán, donde había sido entrenado para montar una bicicleta y a quien, para prevenir un ataque a los asistentes, le fue retirada la mandíbula inferior.

 

En mayo pasado fue rescatado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y conducido a la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre de Pachuca, única en su tipo en México. Ahí se integró un equipo multidisciplinario de encabezado por Ignacio Calleja Ahedo, especialista en cirugías maxilofaciales, quien le diseño una prótesis.

 

El especialista explicó que la dificultad de la operación fue que no había antecedentes de un caso similar en osos, por lo que tuvieron que aplicar el conocimiento que tienen con humanos, teniendo éxito pues Invictus se recupera satisfactoriamente.

 

En 2013, la Profepa comenzó con el Programa Nacional de Inspección de Circos y desde entonces ha visitado a 86 de los 199 circos registrados en el país, donde supervisó las condiciones en que vivían 800 especímenes, asegurando a 113 por no acreditar su origen legal o por maltrato.

 

Invictus es uno de los dos mil 500 animales registrado en los circos del país, esto según datos de la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circos.

 

Recientemente el Distrito Federal promulgó una ley para prohibir el uso de animales en los circos, acción a la que se sumó Coahuila este miércoles.

 

De seguir la tendencia, los circos ya no tendrían recursos económicos para mantenerlos, lo que generaría que los espacios para atender a los animales serán insuficientes, pues por ejemplo la Unidad de Rescate sólo tiene capacidad para 20 mamíferos carnívoros como leones, tigres o pumas, además de 200 para animales pequeños como monos, reptiles o aves.

 

Una opción para recibirlos son los zoológicos, pero primero deben cambiar su modelo de atención a los especímenes, dejar de ser sólo un espectáculo para convertirse en lugares de atención para estas especies.

 

“En México sólo tenemos seis CIVS (Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre) de Semarnat, es el momento de que los zoológicos puedan justificar su existencia de una forma más ética”, opinó la encargada de la Unidad, Erika Ortigoza Vázquez.

 

Otra opción son santuarios como The Wild Animal Sanctuary, en Colorado, organización sin fines de lucro que ya trabaja con la Unidad. El año pasado trasladaron a ese lugar a dos leones africanos, cuatro coyotes y un zorro gris. El costo por llevárselos fue de 100 mil dólares por cada uno.

 

Para construir un santuario similar a The Wild Animal Sanctuary se requiere acondicionar con drenaje y pozos un terreno de más de 300 hectáreas, además de capacitar a una cuadrilla de más de 20 profesionistas y 100 voluntarios para atender a sólo 300 animales.