Con la implementación de las reformas estructurales, la economía mexicana alcanzaría un crecimiento cercano al 5.0 por ciento al término de la actual administración, afirmó el gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens.

 

Respecto a la proyección de dos puntos porcentuales más al crecimiento promedio que registra el Producto Interno Bruto (PIB) del país, derivado de las reformas estructurales, comentó que es “realista”.

 

De hecho, recordó que “el Banco de México ha aseverado en sus diferentes informes que esperamos que la economía de México llegue a crecer a niveles cercanos, y si no, superiores al 5.0 por ciento al cierre de esta administración”.

 

Comentó que la economía mexicana ya encuentra una trayectoria creciente por factores cíclicos, pero que una vez que las reformas estructurales empiecen a implementarse darán el empuje para llegar a ese 5.0 por ciento de crecimiento.

 

Tras su presentación en el foro “Evolución y Perspectivas de la Economía Mexicana”, en Fundación Colocio, subrayó que sectores como el energético, que tienen un gran potencial podrán tener resultados para el horizonte 2018.

 

Aunque para lograr estas tasas recomendó ser muy puntuales y muy eficaces en la implementación de dichas reformas estructurales.

 

Carstens Carstens detalló que un tema muy importante en varias de las reformas es poder tener los cuerpos reguladores adecuados y formar las instituciones que se tienen que ir creando.

 

En este sentido, indicó que una parte en la que el Banco de México tendrá mucho que hacer en la implementación del Fondo Mexicano del Petróleo, en la cual se va a recibir los recursos que deriven de la nueva reforma y después ir invirtiendo los excedentes.

 

Ello, aseveró, va a requerir un trabajo importante para dar esas certezas y certidumbres en que los recursos que resulten de la reforma energética, en particular de hidrocarburos, estén bien manejados generando valor a toda la población mexicana.

 

También resaltó la importancia de encontrar las sinergias entre las reformas, ejemplo de ello es que la reforma energética va a generar muchas oportunidades de inversión, las cuales se tienen que financiar, de ahí que se necesita un sistema financiero con habilidad de aportar esos financiamientos.

 

De ahí, abundó, las instituciones de fomento y la banca comercial en su nuevo marco de referencia van a tener que tener más presencia para facilitar la materialización de las reformas.

 

Así que, “buscar esas sinergias entre las reformas, creo que va hacer esencial”, manifestó.

 

Durante su ponencia, comentó que para impulsar mayores tasas de expansión de la economía mexicana es esencial fortalecer las fuentes internas de crecimiento también desde una perspectiva microeconómica.

 

Explicó que la mayor competitividad está asociada a una mayor productividad y al aprovechamiento de las ventajas comparativas del país mediante una asignación eficiente de los recursos.

 

En su opinión, para impulsar la competitividad en la economía se requiere una estructura de incentivos que promueva: uno, mercados que operen en condiciones de competencia; dos, flexibilidad en la asignación de recursos hacia sus usos más productivos; y tres, un diseño institucional que induzca a la creación de valor.

 

En este contexto, subrayó que la culminación de la etapa legislativa de las reformas estructurales es un avance fundamental para el país.

 

Y es que, refirió, espera que estas reformas le permitan a México alcanzar: un mayor crecimiento económico, sin presiones sobre los precios; tasas de empleo más elevadas; aumentos sostenidos en el ingreso de los trabajadores; mayores niveles de inversión; y mejor distribución del ingreso.

 

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