La reformas estructurales aprobadas en el Congreso de la Unión y propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto no han sido suficientes para mejorar la confianza entre los inversionistas nacionales y extranjeros, advierte el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

 

“Evidentemente las propuestas, el análisis y la aprobación de las reformas estructurales no han tenido ese empuje en la confianza de los agentes económicos como tanto se afirma”, señala el órgano en su análisis ejecutivo semanal.

 

En enero pasado, durante la participación en el foro Económico Mundial el presidente Enrique Peña Nieto destacó que las reformas estructurales aprobadas durante su primer año de gobierno mejorarían 114 de los 144 indicadores que toma en cuenta el Foro para elaborar el Índice de Competitividad Mundial.

 

Sin embargo, en el Reporte de Competitividad Mundial 2014-2015, presentado la semana pasada, México ocupó el lugar 61 en el ranking.

 

Según el CEESP, el deterioro de México dentro del ranking mundial, así como el constante ajuste a la baja en las expectativas de crecimiento son ejemplos claros de la necesidad de mayores esfuerzos para consolidar el entorno de un mayor dinamismo de la actividad productiva del país y del bienestar de la población.

 

“Además de significar una pérdida de seis lugares respecto a la evaluación previa, fue el segundo año consecutivo con deterioro en materia de percepción de la competitividad”, advierte el análisis.

 

El CEESP revela que de los resultados presentados por el WEF resalta que del total de los rubros que evalúa, México registró movimientos negativos en 65%.

 

La reforma fiscal aprobada e instrumentada a partir de este año no muestra indicios de comulgar ni con la sencillez ni con la equidad, pues elevar impuestos y crear otros como simple mecanismo recaudatorio sólo refleja la incapacidad de generar un entorno de incentivos a la inversión, manifiesta el Centro de Estudios.

 

“Evidentemente continuamos con un sistema tributario complejo e ineficiente, lo cual se refleja en la percepción de que aspectos como la tasa impositiva en el país como porcentaje de las ganancias, tema en el que México ocupó el escalón 122 al perder tres lugares, así como el efecto de los impuestos como incentivos del trabajo en el que nuestro país bajó 14 lugares para ubicarse en la posición 116, restan competitividad a México”, añade.

 

En materia educativa, las reformas no han podido, hasta ahora, ni revertir la mala calidad que padece el sistema, ni la constante renuencia del magisterio a ser evaluados y poder conformar una plantilla docente mucho más preparada en función de las nuevas necesidades de aprendizaje del país, expone el órgano dirigido por Luis Foncerrada Pascal.

 

En este contexto, el WEF colocó a nuestro país en el lugar 123 en materia de calidad del sistema educativo, cuatro posiciones por debajo de la evaluación del año previo, cuando ya había perdido 19 lugares”, concluyó.