“Para amar hay que emprender un camino interior que sólo la soledad hace posible”
A. Jodorowsky
Las noticias nos hablan día a día de la violencia que existe en el mundo, pocos son los países que se pueden salvar de esto y es triste lo que sucede en la sociedad actual: guerras, ataques, robos, homicidios. No nos salvamos de escuchar, ver y leer cosas espantosas que el hombre, como especie, es capaz de hacer, cosas que nos hacen sentir malestar y que nos denigran como personas. Entonces nos hacemos las preguntas: ¿qué es lo que sucede en el mundo? ¿Cómo lo podemos transformar?
A muchos de nosotros nos ha surgido la duda y nos hemos preguntado ¿qué es lo que hace que los seres humanos nos desarrollemos en forma positiva, con una tendencia hacia el crecimiento interior constructivo?, o ¿qué es lo que hace que el hombre se desvíe de esta tendencia positiva y se convierta en un ser lleno de rencores y perversiones?
Me queda claro que no es una respuesta sencilla; sin embargo, lo que sí puedo ver con mayor claridad y seguridad es que cuando hay amor sano, con límites claros, amor incondicional por parte de los padres en la infancia, la personalidad de los seres humanos se nutre de aquello que requiere para ser una persona segura, congruente, íntegra, feliz, positiva y lista para dar amor a sí mismo y a los demás.
Así de increíble y fuerte es esto. El amor que nos den en la infancia nos puede salvar de mucho dolor en la vida adulta, y entre más nos hayan amado, mayor capacidad de amar podremos desarrollar. Ojalá y tengamos la conciencia para amarnos y amar a los demás, empezando siempre por nuestra casa, ahí se inicia todo.
El asunto es que el amor es la fuerza transformadora por excelencia, y cuanto más llenos estemos de él más tendremos para dar al otro, y esto es lo que transforma. Si empezamos el día con una sonrisa y amando a nuestros seres queridos, recibiremos algo similar de regreso, y es en el núcleo familiar donde se siembra la semilla de felicidad o infelicidad para el futuro de todos y cada uno de nosotros.