Las mujeres embarazas que habitan en vecindarios más verdes tienden a obtener mejores resultados en los nacimientos de sus bebés, en comparación con aquellas que viven en zonas de la ciudad que no disponen de tanta vegetación verde, de acuerdo a investigadores de las universidades Estatal de Oregon (OSU) en Estados Unidos y de la Columbia Británica (UBC) en Canadá.
“La vegetación puede reducir la exposición a factores ambientales nocivos, proporciona un espacio con mayor posibilidad de desarrollar actividades físicas, genera un entorno que favorece los contactos sociales y disminuye el estrés y la depresión”, explica el investigador Perry Hystad, epidemiólogo ambiental de la OSU y autor principal de este estudio Hystad.
Consultado sobre cuáles podrían ser los mecanismos por los cuales el verdor de un vecindario puede influir positivamente en los nacimientos, responde desde la sede de su universidad en Corvallis, Oregon: “Planteamos y analizamos la hipótesis de que el verdor puede influir en los resultados del parto por cuatro vías generales”.
En nuestra investigación nos hemos centrado en evaluar las primeras dos vías, es decir las relacionadas con la reducción de la exposición ambiental y con el aumento de los niveles de la actividad corporal”, señala el científico de la Facultad de Salud Pública y Ciencias Humanas, de la OSU.
Mecanismos fisiológicos
De entrada “pensábamos que el impacto positivo del verdor podría ser debido a la menor contaminación del aire y a la reducción del ruido, y a que los barrios con vegetación son más transitables y permiten un mayor acceso a los parques”, añade el investigador.
“Sin embargo, una vez que analizamos la influencia de todos estos factores utilizando modelos espaciales detallados, encontramos que la asociación entre el verdor del barrio y los resultados positivos de los nacimientos, se mantenía sin cambios, una vez ajustados esos factores”, señala Hystad.
Para este científico “¡esto fue muy sorprendente! y sugiere que pueden existir otras vías, que podrían estar conduciendo a unos mejores resultados de los nacimientos.
Los investigadores de la OSU y la UBC creen que algunos de estos mecanismos pueden ser fisiológicos, como la reducción de la tensión psicológica provocada por las situaciones agobiantes, y también psicosociales, por ejemplo, el aumento del “capital social”, es decir de la colaboración entre los distintos grupos de la comunidad, así como de la conectividad entre quienes la conforman.
Según el experto de la OSU, existe una fuerte evidencia de que el aumento del ‘capital social’, de la interacción entre las personas y de la conectividad de la comunidad, son factores importantes para la salud, y los barrios más verdes pueden promover todas estas circunstancias.
Asimismo, Hystad asegura que hay evidencias de influencias directas de la observación del verdor y de la naturaleza en la reducción de estrés, en las respuestas biológicas y en la salud mental, ya que “por ejemplo, la exposición a entornos vegetales se ha asociado con una bajada de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y con algunos cambios en el cortisol de la saliva, que es un indicador de los niveles de estrés de la persona”.
De todos modos, “no estamos seguros aún de cuál es el vínculo entre el verdor y el resultado de los nacimiento, por lo que se necesitan más estudios para determinarlo”, reconoce este investigador ambiental.
Menos bebés prematuros
En su estudio, los investigadores examinaron más de 64 mil nacimientos en el área de Vancouver, en Columbia Británica canadiense, entre 1999 y 2002, encontrando que los nacimientos prematuros extremos fueron un 20% más bajos y que los nacimientos prematuros moderados fueron un 13% menos para los bebés cuyas madres vivían en los barrios más verdes.
También descubrieron que se reducía el número de menores, provenientes de los barrios con grandes zonas vegetales, considerados pequeños para su edad gestacional, y que los bebés de los vecindarios donde el verdor abunda pesaban un promedio de 45 gramos más al nacer que los de otros de barrios con mayor proporción de hormigón y asfalto, según explica Hystad.
Los bebés que nacen con bajo peso o de modo temprano, a menudo tienen más problemas de salud y de desarrollo, no solo en el nacimiento, sino también a medida que continúan creciendo, y asimismo el costo para el cuidado de los bebés prematuros y con bajo peso es mucho mayor, de acuerdo a Hystad.
Para este experto, modificar las características del diseño urbano aumentando los espacios verdes puede llegar a ser una estrategia rentable para prevenir enfermedades, al mismo tiempo que proporciona beneficios ecológicos.
“No está claro cuánto o qué tipo de espacio verde es el más beneficioso para los bebés en desarrollo. Sabemos que añadir una jardinera al patio, o un árbol a la acera, probablemente no va a provocar una diferencia significativa en los resultados del parto”, indica Hystad, autor del estudio titulado “Residential Greenness and Birth Outcomes: Evaluating the Influence of Spatially Correlated Built-Environment Factors”.
“Plantar un árbol probablemente no va a ayudar, ya que no se notan los efectos beneficiosos de los espacios verdes hasta llegar a un cierto umbral de verdor en un barrio. Cuál debe su tamaño y extensión es lo que procuraremos determinar en nuestra próxima investigación”, señala Hystad.