MADRID. El permafrost, la capa de hielo permanente que cubre el suelo en lugares fríos del planeta,  se derrite a ritmos acelerados y los científicos acaban de descubrir en ella un nuevo microbio cuya contribución a la liberación de gases de efecto invernadero a la atmósfera es determinante.

 

El descubrimiento del minúsculo microbio y de su mayúscula contribución al calentamiento ha sido llevado a cabo por un equipo de científicos americanos, australianos y suecos en una investigación liderada por la Universidad de Arizona y publicada en la revista Nature.

 

El recién descrito microbio, methanoflorens stordalenmirensis, contribuye mucho más que otras especies a la liberación de gases atrapados en el suelo, una vez se retira el hielo, especialmente de metano, uno de los principales contribuyentes al calentamiento de la atmósfera que está provocando el cambio climático.

 

Desconocido para la ciencia

 

Los investigadores hallaron que esta especie de microbio, hasta ahora desconocida por la ciencia, era la más dominante en los suelos de permafrost del norte de Suecia, que se están descongelando debido a la subida de las temperaturas. Y detectaron como el microbio libera grandes cantidades de carbono almacenado en el suelo del permafrost, en forma de metano, un potente gas de efecto invernadero.

 

El autor principal de la investigación Carmody McCalley, científico del Centro de Investigación de Sistemas de la Tierra en el Universidad americana de New Hampshire, considera que la descripción de este microbio permitirá perfeccionar los modelos climáticos actuales .Y es que, a su juicio, estos modelos “sobreestiman el carbono liberado por procesos biológicos y subestiman carbono emitido por la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles”.

 

Otra de las coautoras del estudio, Virginia Rich, de la Universidad de Arizona, subraya que este hallazgo demuestra que hay que “prestar más atención a los microbios de los ecosistemas en descongelación por su cada vez mayor contribución al cambio climático”.

 

Así, si se tiene en cuenta la ecología microbiana, podrán establecerse modelos de predicción de mayor precisión para determinar cuánto metano proviene de deshielo del permafrost frente a otras fuentes, como la quema de combustibles fósiles.