NUEVA YORK. Trece años después del atentado terrorista del 11 de septiembre, el resucitado World Trade Center (WTC) vuelve al trabajo, en un hito emocional para los neoyorquinos y el resto de Estados Unidos.

 

El gigante editorial Condé Nast empezó a mudarse el lunes al One World Trade Center, un rascacielos de 104 plantas y 3.900 millones de dólares que domina el paisaje de Manhattan. Es el edificio más alto del país.

 

El edificio es la pieza central del terreno de 16 acres (6 hectáreas) donde se alzaban las malogradas Torres Gemelas y más de 2.700 personas murieron el 11 de septiembre de 2001 sepultadas bajo humeantes montañas de escombros.

 

“El paisaje de Nueva York vuelve a estar completo, con el One World Trade Center tomando su lugar en el Bajo Manhattan”, afirmó Patrick Foye, director ejecutivo de la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, propietaria del terreno y el edificio.

 

Foye dijo que el rascacielos “marca nuevos estándares de diseño, construcción, prestigio y sostenibilidad; la apertura de este edificio icónico es un gran hito en la transformación del Bajo Manhattan en un floreciente barrio (abierto las 24 horas)”.

 

Con las cajas de material de oficina preparadas y sin rastro de las cercas de construcción, el director general de Condé Nast Chuck Twonsend tenía previsto entrar el lunes en lo que Foye describió como “el edificio de oficinas más seguro de América”.

 

Por el momento se mudarán sólo 170 de los 3.400 empleados de la compañía, llenando cinco plantas de la torre, dijo Patricia Rockenwanger, vicepresidenta y portavoz de la editorial. Unos 3.000 más llegarán a primeros de 2015.

 

El edificio está alquilado en un 60 por ciento, con otros 80.000 pies cuadrados (unos 7.400 metros cuadrados) para la firma de publicidad Kids Creative, el gestor de estadios Legends Hospitality, el grupo de inversión BMB y Servcorp, proveedor de oficinas ejecutivas.

 

La Administración de Servicios Generales del gobierno reservó 275.000 pies cuadrados y el Centro de China, un núcleo comercial y cultural, otros 191.000 pies cuadrados.

 

Desde la esquina nordeste del terreno, la torre mira al Museo y Monumento Nacional 11 de Septiembre construido donde estaban las Torres Gemelas. Su objetivo es honrar a los que perecieron en esa soleada mañana de septiembre.

 

Durante años, el siniestro agujero donde se hallaron más restos humanos fue descrito como la “zona cero” del atentado.

 

Ahora, el pináculo iluminado del One World Trade Center sirve como faro a los aviones que vuelan sobre la ciudad. La vista desde el tejado abierto se extiende desde Manhattan a la estatua de la Libertad, alcanzando Nueva Jersey, Connecticut y el océano Atlántico.

 

El edificio de 1.776 pies (540 metros) se concluyó en ocho años, tras años de disputas financieras, políticas y legales que amenazaron con descarrilar el proyecto.

 

Las disputas se atenuaron gradualmente y otros dos torres se construyeron en la esquina sudoriental del lugar: la torre 4 World Trade Center cuyo principal inquilino es la Autoridad Portuaria y el 3 World Trade Center, que ahora se está construyendo.

 

El área ha prosperado en años recientes más allá de lo que cualquiera se hubiera imaginado. Hay unos 60.000 habitantes nuevos de la zona —tres veces lo que había antes del 11 de septiembre — y los restaurantes y tiendas hacen gran negocio incluso en horas de la tarde, cuando Wall Street y otras oficinas han cerrado.

 

Aun así, es un logro agridulce, que se obtuvo con el recuerdo de la tragedia y con la asistencia de los arquitectos que crearon el 1 World Trade Center.

 

T.J. Gottesdiener de la empresa Skidmore, Owings & Merrill, autores del diseño final, dijo a The Associated Press que el rascacielos fue construido con vigas reforzadas de acero y concreto, hasta ahora el material más fuerte capaz de resistir cualquier ataque terrorista.

 

Añadió que se superaron incluso las condiciones establecidas por la municipalidad a fin de lograr esas condiciones.

 

“Lo logramos, finalmente lo logramos”, expresó.  DM