En 1994 fue Chiapas. 20 años después es Michoacán y Guerrero. Las historias sociales, políticas y de violencia se repiten bajo el común denominador de una pobreza enquistada por generaciones, de economías locales olvidadas que cercenan el futuro de sus jóvenes amputando sus escasas oportunidades.
Caldo de cultivo propicio para la reproducción de las organizaciones criminales, para el abuso y la corrupción de los caciques locales en comunidades y municipios que sobreviven lejos de lo que se llama una democracia funcional.
Es la tierra caliente, la costa chica y la sierra de un estado como Guerrero, cuyo gobernador tuvo que abandonar el puesto ante la presión desde el centro del poder político por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Pero no vemos renuncias a cargos públicos por una evidente falta de resultados, por incapacidad para cumplir las promesas hechas o por la simple vergüenza de fallar a los ciudadanos.
A la salida de Ángel Aguirre, Guerrero sigue siendo el estado pobre que siempre ha sido. Entre enero de 2011 y 2014 la economía del estado apenas creció 1.6% frente a 7.5% en promedio del resto del país. Un crecimiento raquítico en el fondo de la tabla de las entidades federativas, sólo acompañado por Campeche y Durango. En la generación de empleos formales la situación no fue muy distinta. Entre abril de 2011 y abril de 2014 los empleos en Guerrero crecieron 3.5%, a un tercio del ritmo que lo hicieron los demás estados del país, en promedio. De hecho el estado que deja Ángel Aguirre ocupa el primer lugar en informalidad laboral con 75.6% de su población en esta situación. Es decir, tres cuartas partes de su población que desarrolla alguna actividad económica lo hace en condiciones de ambulantaje, sin prestaciones sociales y sin contratos.
En esas condiciones, la competitividad que ofrece Guerrero está por los suelos. Para empezar, el grado promedio de escolaridad en 2010 era de 7.3 años, uno de los más bajos del país, y el reporte sobre competitividad que publica el IMCO lo sitúa en la posición 30 entre las 32 entidades federativas con características como desigualdad, analfabetismo y rezago en la participación de la mujer, como los principales lastres que identificó. Los datos del Coneval asientan esa percepción de atraso: la pobreza creció en Guerrero de 67.6% de la población en 2010, a 69.7% en 2012.
Por todos estos indicadores económicos, no extraña la situación de gravedad en materia de seguridad pública que vive el estado. Al cierre de 2010, antes de que Aguirre Rivero asumiera el poder, en Guerrero se registraban 43 homicidios por cada 100 mil habitantes, sólo por debajo de Chihuahua y Sinaloa. Pero para septiembre de 2014, según datos del gobierno federal, Guerrero ya se ubicaba como el estado más violento del país a pesar de una ligera reducción en su tasa de homicidios.
Ángel Aguirre Rivero dejó la gubernatura por convenientes presiones políticas, pero debió haberlo dejado mucho antes por ineficacia y por falta de resultados en un estado históricamente abandonado. Un caso de muchos presidentes municipales y gobernantes para los que la rendición de cuentas no les aplica en una democracia, a todas luces, disfuncional.
SÍGALE LA PISTA…
1. DECEPCIONANTE. Y las ventas al menudeo siguen decepcionando. Las ventas nominales reportadas del gigante Walmart durante octubre apenas crecieron 0.7% respecto a octubre del año pasado, después de una caída de 2.7% en el mes anterior. Estos datos mensuales -que en términos reales han sido negativos a lo largo de todo el año- siguen confirmando la mala situación en el consumo de las familias y que, hacia el último trimestre de este año, aún no ven recuperación.
2. ¿NUEVA CORRECCIÓN? Lo comentamos el martes pasado. La encuesta de Banamex confirma una reducción a 2.30% en el pronóstico del PIB para el año y a 3.75% para 2015 entre los analistas del sector privado. Una nueva estimación a la baja que mete presión al pronóstico de 2.70% que ha mantenido Hacienda y que posiblemente le obligue a corregir antes de que INEGI de a conocer el crecimiento de la economía al tercer trimestre del año. La recuperación económica va en camino, el problema es que lo está haciendo a un ritmo de tortuga, particularmente en el consumo de las familias.