MADRID. Las cien imágenes que Peter Lindbergh ha cedido a Reporteros Sin Fronteras para su último álbum mantienen la esencia de la fotografía de moda más característica del artista polaco, aunque, esta vez, los rostros de Kate Moss o Julianne Moreau gritan en silencio por una buena causa: la libertad de prensa.
“100 fotos de Peter Lindbergh por la libertad de prensa” es una compilación de sus mejores fotografías -en blanco y negro y con la luz como protagonista-, con las que pretende concienciar al mundo sobre la difícil situación que afrontan los periodistas en algunos países como “Siria, México, Honduras, Brasil, Irak, Somalia o Pakistán”, donde muchos “son asesinados”, ejemplifica la presidenta de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en España, Malen Aznárez.
Una jovencísima Kate Moss protagoniza la portada de este álbum fotográfico, cuyas ventas (cada ejemplar cuesta 9.90 euros) se destinarán a financiar campañas de movilización o herramientas para la seguridad de los periodistas, como cascos y chalecos antibalas.
En su interior, bellas actrices y modelos, retratadas por Lindbergh a lo largo de sus 40 años de trayectoria, miran al espectador con la nostalgia que irremediablemente emana de las imágenes en blanco y negro.
Tilda Swinton, Cate Blanchett o Nicole Kidman son otras de las protagonistas de este álbum reivindicativo que pone la moda y el cine al servicio de la libertad periodística.
Lindbergh, quien ha firmado campañas con Giorgio Armani, Calvin Klein o Comme des Garçons, Cartier o Dior, asegura en este trabajo que “el fundamento mismo de la democracia” es la libertad de prensa.
No es la primera causa solidaria que abraza. Lindbergh ha dirigido un documental con presos condenados a muerte hablando de su situación, y ha recibido un premio de Amfar (Fundación Americana para la Investigación del Sida) por su compromiso con los afectados por esta enfermedad, cuya investigación ha apoyado económicamente.
Varias temáticas, un solo objetivo: defender la libertad periodística
El álbum, al que preceden otros relacionados con el reporterismo de guerra, como los que firmaron Don McCullin o Steve McCurry, o con el cine, como la serie de fotografías sobre rodajes y actores de todas las épocas (con Marilyn Monroe en la portada) de Sam Saw, es un canto gráfico a favor del buen periodismo, difícilmente practicable “en lugares como Irán, China o Eritrea”, dice Aznárez .
Además de los rostros naturales, con poco Photoshop, que fotografía con tanta maestría Lindbergh, un enamorado de la luz y de los primeros planos, el álbum incluye artículos sobre la situación de la libertad de prensa en países como Corea del Norte, Zimbabue o Finlandia, además de retratos de héroes y heroínas del mundo de la información como Reyot Alemu, Zaw Phay o Mazen Darwish.
Todo ello a través de unas fotografías que hacen del artificio algo más que prescindible. “Si se retoca demasiado, se borra toda la vida. Ya no es fotografía, sino cirugía estética”, aseguró en una ocasión Lindbergh (Polonia, 1944), quien no ha concedido entrevistas en España sobre este trabajo con Reporteros Sin Fronteras.
“Cuando elaboramos álbumes -una fuente muy importante de financiación para la organización- tratamos de mezclar temáticas”, explica Malen Aznárez, quien adelanta el “leit motiv” del próximo proyecto: “la naturaleza de National Geographic“.
Aunque la clasificación mundial que publica periódicamente Reporteros Sin Fronteras sobre la relación entre los países y la libertad de prensa favorece a las democracias, también hay países con gobiernos no autoritarios que acusan malas prácticas.
“En España, por ejemplo, muchos fotógrafos tienen dificultades para inmortalizar manifestaciones o lugares controvertidos como la valla de Melilla. ¿Por qué? Porque el poder quiere ocultar esas realidades incómodas”, afirma la presidenta de RSF España.
GH