Los regímenes totalitarios promueven ideologías pero, para desmontarlas, lo mejor es marginarlas porque sabemos que las dictaduras de izquierda son lo mismo que las de derecha, en particular si nos referimos a que ambas violan derechos humanos.

 

Fidel Castro y Jorge Videla fueron dos caras de una misma moneda. Castro se sostuvo, narrativamente hablando, a través de la Guerra Fría mientras que Videla lo hizo con su conocido Proceso de Reorganización Nacional. Ambos reprimieron y mataron para preservar su visión ideológica. Los dos no creyeron en la oposición. Ahora se confirma lo que era un secreto a voces. Su coalición en el silencio. Su complicidad. Los dos pensaron que el otro vivía en otro planeta y que lo mejor era no hablar sobre el tema. Por más que uno busque alguna línea discursiva de Fidel Castro, a quien le gustaba permanecer detrás del micrófono por horas, nunca encontrará mención alguna al régimen criminal de Videla y viceversa.

 

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Gracias a la desclasificación que realiza el Ministerio argentino de Exteriores se puede confirmar que las dictaduras se asocian por intereses comunes dejando su respectivo contenido ideológico al margen. En la web http://desclasificacion.cancilleria.gov.ar/ se pueden observar 70 oficios de la embajada en La Habana que prueban los guiños entre dictadores. Por ejemplo, Jorge Videla apoya a Fidel Castro para que su país ingrese al Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El cubano, a cambio, apoyó a Argentina para que fuera reelegida en el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC).

 

Entre 1976 y 1983 la Comisión de Derechos Humanos de la ONU debatió cada año la posibilidad del envío de una comisión de investigación a Cuba y Argentina, países desde donde salían voces de alarma a pesar de que los respectivos dictadores hacían hasta lo imposible por desconectar las voces disidentes. Claro, su complicidad también la llevaban a la asamblea de Naciones Unidas. Cuba votaba en contra del envío a Argentina de la comisión mientras que Argentina respondía con guante de seda al guiño cubano.

 

No se requiere ingresar a los archivos desclasificados para proyectar al siglo XXI lo que intimaban entre sí los dictadores Castro y Videla. A doña Cristina Fernández siempre le ha agradado visitar la casa del hoy anciano dictador. El tour del dictador fue promovido por Hugo Chávez.

 

Lo que sorprende es el silencio de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, que han optado por pasar por alto la complicidad con la dictadura que secuestró y asesinó a sus hijos para lanzarse a los brazos de don Fidel Castro. ¿Cuál es la regla (de tres) moral? Pregunto para tratar de entender las matemáticas del cinismo. ¿Al amigo ideológico se le perdonan sus crímenes? Claudia Peiró, en Infobae, recuerda la semántica aterciopelada de la hoy mandataria argentina al dictador Castro: “Lo considero una distinción a todo el pueblo argentino. Él (Fidel) ama profundamente a la Argentina y a los argentinos”. Las rosas las podemos encontrar también en varios presidentes mexicanos de variopinto espectro ideológico, desde López Portillo a Salinas de Gortari. Todo, claro, para que el dictador no se metiera en asuntos de violación de derechos humanos en México.

 

En el video que se puede ver en el enlace de la cancillería argentina se puede observar el resultado obtenido por la empresa de relaciones públicas Burson-Marsteller en la fabricación de percepciones que el régimen de Videla anhelaba. Por ejemplo, Juan María Curar, presidente de Ford Argentina, apoyó lo emprendido por Videla: “Absolutamente (lo apoyo). Gracias a Dios actuaron para que hoy podamos vivir en libertad. Los derechos humanos son respetados en Argentina”. Burson-Marsteller logró convertir al enemigo en justiciero y a quienes les violaron sus derechos humanos en peligrosos monstruos. Así lo describe en el video Felipe Cia, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras: “Si hubo algún tipo de persecución fue porque esas personas estaban involucradas”.

 

Fidel Castro fue un gran publirrelacionista. Logró sacar el jugo suficiente a la Guerra Fría para perpetuarse en el poder con un discurso monocorde: la derecha imperialista nos aplasta. Y sí, la derecha de Videla aplastó derechos humanos. Pero con Videla, apoyo y silencio.