El discurso del presidente Enrique Peña Nieto el pasado 27 de noviembre, en donde además de anunciar los “diez mandamientos justicieros” se comprometió a seguir trabajando para superar la pobreza, la marginación y la desigualdad en el “México más pobre” obliga a recordar lo que algunos presidentes de la República posteriores a la Revolución Mexicana incluyeron en sus discursos de toma de posesión: sentidas referencias a los pobres y grandilocuentes promesas para sacarlos de la marginación.

 

Pero ninguno de los depositarios del Poder Ejecutivo Federal logró el objetivo anunciado: abatir la miseria en el país. Basta revisar lo que dijeron al tomar posesión del cargo los últimos siete presidentes de la República, para confirmar que sus discursos no se tradujeron en hechos, sino que se quedaron solamente en palabras… ¿Enrique Peña Nieto será la excepción?

 

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Veamos lo que dijeron sus antecesores:

 

FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: “Soy plenamente consciente de la dramática condición de pobreza en la que vive la mitad de la población mexicana. México tiene una enorme deuda social que pagar con los mexicanos más pobres. Para cubrir esa enorme deuda social, la que permita reducir la pobreza extrema que es también la prioridad de mi gobierno, es vital que sociedad y autoridades hagamos un esfuerzo mayor para orientar el gasto público hacia los que más lo necesitan”.

 

VICENTE FOX QUESADA: “México ya no quiere ni puede sobrevivir entre islas de riqueza y prosperidad, rodeadas por mares de miseria. Desde hace mucho tiempo, millones de mexicanos y mexicanas resisten la sobrecarga de la marginación y la pobreza. Quienes la padecen, tienen justos reclamos que formular a la sociedad, al Estado y a mi gobierno. Trabajaré con todos y por todos, pero buscaré atender siempre -primero- a quienes esperan la justicia desde tiempo inmemorial”.

 

ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN: “Mi mayor deber y mi más firme compromiso es la lucha contra la pobreza en que viven millones de mexicanos. La pobreza es el lastre más doloroso de nuestra historia y nos enfrenta cada día a lo mucho que falta por hacer. Por eso, nuestro mayor compromiso debe ser con los que menos tienen”.

 

CARLOS SALINAS DE GORTARI: “La pobreza casi siempre se retroalimenta, no sale de sí misma sino con un impulso de ruptura y de cambio. Para revertir la baja en los niveles de vida hay que actuar ya y hacerlo decididamente. Pondré de inmediato en marcha el Programa Nacional de Solidaridad Social, con acciones eficaces en las regiones rurales y en las zonas urbanas con niveles de vida más deprimidos”.

 

MIGUEL DE LA MADRID HURTADO: “La sociedad igualitaria es demanda original, es demanda permanente de la Revolución mexicana. La desigualdad social sigue siendo uno de los más graves problemas de México. Tendremos como preocupación fundamental la satisfacción de necesidades básicas del pueblo: alimentación, vivienda, educación, cultura, recreación y deporte”.

 

JOSÉ LÓPEZ PORTILLO Y PACHECO: “A los desposeídos y marginados si algo pudiera pedirles sería perdón por no haber acertado todavía a sacarlos de su postración; pero les expreso que todo el país tiene conciencia y vergüenza del rezago”.

 

LUIS ECHEVERRÍA ÁLVAREZ: “Por la Revolución hemos afirmado la libertad ciudadana, la paz interior, el crecimiento sostenido y nuestra capacidad de autodeterminación frente al exterior. Sin embargo, subsisten graves carencias e injusticias que pueden poner en peligro nuestras conquistas: la excesiva concentración del ingreso y la marginación de grandes grupos humanos amenazan la continuidad armónica del desarrollo.”

 

¡Párale, párale!, exclaman los neopriistas.