Un nuevo plan gubernamental ha fracasado.
Todo por culpa de los peritos argentinos.
Le explico:
Desde hace más de una semana se conocieron los primeros indicios sobre la identidad de los normalistas secuestrados y desaparecidos en el municipio perredista de Iguala.
La primicia la tuvo usted en este espacio el miércoles 3 de diciembre.
El texto se elaboró con base en informes verbales, confirmados documentalmente un día después -el jueves 4-, justo cuando se intentó desmentir la noticia adelantada aquí.
Sería difícil tener pruebas sobre los 43 jóvenes porque, acotamos el miércoles, “tal vez no todos los cadáveres sean identificables”.
No será posible porque no hay restos de los 43.
Lo confirmó ayer el procurador Jesús Murillo Karam:
-Al analizar el contenido de una bolsa plástica, la única que estaba completa encontrada en el río San Juan, fueron hallados residuos, cenizas y elementos óseos (…) similares a los encontrados en el basurero de Cocula...
Hoy todos estos datos están corroborados por los peritajes remitidos desde la Universidad de Innsbruck a la Procuraduría General de la República (PGR) y de los cuales tienen copia los familiares de las víctimas.
El problema ha sido la actuación de los expertos extranjeros.
EN BUSCA DE UN AVAL INTERNACIONAL
Los peritos sudamericanos no pueden invocar ignorancia.
Si algo necesita el gobierno de Enrique Peña es credibilidad y se trataba de aprovechar los resultados de ADN para confirmar la buena investigación.
Para ello esperaba más resultados, no nada más los de Alexander Mora Venancio.
Cuando hubiese más pruebas, se buscaría a los padres de familia para reunirlos con los forenses de Argentina y Austria en compañía de sus abogados, representantes de organismos internacionales -de preferencia las comisiones de derechos humanos de la ONU y de la OEA- y de organismos no gubernamentales.
Así el peso político y moral sería mayor.
Sin embargo, los representantes argentinos, en quienes confían los deudos y cuyo veredicto prometen aceptar, tomaron la iniciativa de reunirse antes de tiempo y tal vez sin informar a las autoridades mexicanas.
Esto cambia el plan.
Sobre todo porque las familias de inmediato cambiaron su lucha: está identificado Alexander Mora Venancio, pero quieren a los 42 restantes vivos.
Ahora, a las prisas, será necesario elaborar y plan B.
Debe ser efectivo porque, ya se vio, los argentinos buscan su propio protagonismo y la confianza de los papás cada día merma más.
No creerán cuanto les digan si no tienen a la mano pruebas de cada una de las víctimas.
NUEVAS PRUEBAS DEL CRIMEN MÚLTIPLE
1.- Otra vez el gobierno rema contra la opinión popular.
Dijo ayer el procurador Jesús Murillo Karam al entregar copias del expediente de Alexander Mora Venancio:
-Esta prueba científica confirma que los restos encontrados en una de las escenas coinciden con la evidencia de la investigación y con la declaración ministerial de los detenidos, en el sentido de que en dicho lugar y forma se privó de la vida al grupo de personas en los términos y señalamientos que dan en la averiguación.
No tiene todo perdido el gobierno:
Instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o la no gubernamental Amnistía Internacional (AI) han tenido acceso a la investigación y pueden certificar su objetividad.
Mientras sabemos si quieren hacerlo, vale la pena adelantar otro dato:
Se tienen elementos adicionales cuyo buen uso pueden probar el crimen multitudinario sin ser necesarios peritajes de los 43 normalistas.
Y 2.- el Senado de la República se inclina por designar fiscal anticorrupción a una persona con historial académico y reconocido.
Sólo así logrará aceptación general, aclaró ayer el coordinador parlamentario priista Emilio Gamboa.