Con lágrimas y un largo abrazo a su hermano gemelo Austin, el estudiante universitario Adán Cortés Salas regresó a México después de haber sido deportado a México tras su irrupción en la entrega del Premio Nobel de la Paz para dar un mensaje de protesta por la desaparición de 42 normalistas y el asesinato de otros 4 en la ciudad de Iguala,  Guerrero.

 

A su llegada en la puerta E3 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México,  Adán señaló que los mexicanos “debemos darnos cuenta y protestar por, discúlpenme la palabra,  estas chingaderas del gobierno de México”.

 

Señaló que sabe que cometió un delito al irrumpir en la ceremonia para darle su mensaje a la activista paquistaní Malala Youzafani; sin embargo,  diji, esperaba que el gobierno noruego le hubiese dado asilo político.

 

A su llegada al país en un vuelo procedente de Frankfurt, Adán fue recibido por su mamá Mónica, su hermano Austin y un grupo de más de 50 amigos que lo esperaban con pancartas y lo recibieron al grito de “¡No estás solo,  no estás solo!”.

 

Lo primero que hizo este joven de 21 años, estudiante de Relaciones Internacionales en la UNAM y cuya imagen le dio la vuelta al mundo, fue abrazar a su mamá.

 

GH