Adán Cortés, el joven que irrumpió la gala de entrega del Premio Nobel de la Paz en la ciudad de Oslo en Noruega, expresó que no quiere ser el siguiente estudiante desaparecido, como los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.

 

Dijo sentirse tranquilo por que está bajo el foco de los medios de comunicación, sin embargo tiene preocupación pues sabe “como se resuelven las cosas aquí en México”.

 

Cuando este “boom” mediático se acabe “no quisiera ser el siguiente estudiante desaparecido, no quisiera que mi seguridad y la de mi familia corriera peligro”.

 

En entrevista para W Radio, el universitario dio detalles de su viaje a Oslo y en un acto espontáneo, decidió entrar a la entrega del Premio Nobel para “para alzar la voz, de una manera quizás desesperada, por un pueblo que está desesperado y que quiere gritar por paz, quiere gritar por un alto a la violencia”.

 

El joven mexicano se acercó a la premio Nobel más joven de la historia, Malala Youstafani, para decirle “Please, Malala, México!”, mientras agitaba frente a ella una bandera nacional pintada de rojo, como con sangre.

 

La niña, apenas unos años más joven que él, lo miraba sonriendo, entre sorprendida y encantada.

 

Cortés dijo que, aunque su principal plan de viaje a Oslo era hacer turismo, también era el de activismo “alzar la voz por mi país”.

 

El joven de 21 años aseguró que rompió la burbuja “de dejar de pensar nada más en mi”, aseguró que busca transmitir a los mexicanos dejar el individualismo de lado y pensar como una sociedad en conjunto.

 

Cortés dijo que su irrupción en la gala de la entrega del Premio Novel, como otros actos activistas que ha realizado, no los hace por él, “lo estoy haciendo porque me estoy empatizando con la gente”.