La devaluación del peso
Diciembre ha sido el mes negro para el peso, debido a la depreciación que sufrió frente al dólar, impulsada por la caída de los precios internacionales del petróleo.
Según el Banco de México el tipo de cambio interbancario a 48 horas cayó 11.33% de enero a diciembre de 2014.
El 15 de diciembre la moneda mexicana se vendió en 14.76 pesos por dólar, una cotización sólo vista en marzo de 2009, cuando se sentían los efectos de la crisis financiera de Estados Unidos.
La intervención del tipo de cambio, anunciada el 8 de diciembre de 2014 por el Banxico y la Secretaría de Hacienda tiene el objetivo principal de darle orden al mercado.
“El peso, desde mi punto de vista, está subvaluado, realmente está más caro el dólar de lo que debería estar en contra de nuestra moneda”, afirmó Agustín Carstens, gobernador del Banco de México.
Agregó que el desempeño de la moneda está fuertemente influenciado por variables externas, especialmente por la baja de los precios del petróleo y la normalización de la política monetaria en Estados Unidos.
“Esos factores están ahí, sin embargo lo que hemos hecho en México es seguir fortaleciendo nuestro marco macroeconómico”, dijo el ex secretario de Hacienda y Crédito Público.
La intervención del tipo de cambio, anunciada el 8 de diciembre de 2014 por Banxico y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), tiene el objetivo principal darle orden al mercado y que no haya episodios bruscos de la cotización, comentó.
27 de noviembre. Desplome petrolero
El anuncio de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de que mantendría su cuota de producción de 30 millones de barriles al día precipitó la caída en los precios del crudo iniciada a mediados de año. Las cotizaciones internacionales acumulan un descenso de más de la mitad desde sus niveles de mediados de año para ubicarse en niveles de 2009.
La mezcla mexicana se ubicó por debajo de los 50 dólares por barril, un descenso de más de 50% respecto al máximo alcanzado a mediados del año de 102.41 dólares y casi 40% por debajo del precio estimado en el Presupuesto para 2015.
En 2014 terminó casi una década de altos precios del petróleo. Las cotizaciones cayeron estrepitosamente desde el verano de este año. El Brent se ubicó por debajo de los 60 dólares por barril, una disminución cercana al 50% de su valor registrado en junio pasado. El West Texas Intermediate, también registró una caída similar al tocar los 54 dólares por barril.
Esta caída en los precios marcó el final de la “bonanza petrolera” de los últimos años, la cual fue motivada principalmente por la demanda que registraron distintas economías asiáticas a finales de la década pasada, entre ellas China e India.
Sin embargo, las prometedoras economías asiáticas empezaron a registrar una acentuada desaceleración, lo que disminuyó su necesidad por hidrocarburos, lo que ocasionó un descenso importante en la demanda de crudo a nivel mundial.
A este descenso se sumó la sobre producción de las naciones miembro de la OPEP, quienes por años habían superado en 600 mil barriles de petróleo diarios el límite establecido en 2012 para estabilizar los precios.
Además, la sobre oferta fue también impulsada por el “boom” energético de Estados Unidos, quien ha incrementado sustancialmente su producción de hidrocarburos, aprovechando la gran rentabilidad que ofrecía el alto precio del crudo a nivel mundial, lo que acercó a la Unión Americana a ser por primera vez un exportador neto de petróleo, disminuyendo su dependencia al crudo en regiones de conflicto en Medio Oriente.
11 de diciembre. Aterriza la reforma energética
En un contexto de bajos precios del petróleo, la Secretaría de Energía presentó las bases de licitación para la Ronda Uno de contratos de exploración y producción de hidrocarburos, cuyo primer bloque incluye 14 campos en aguas someras del Golfo de México, y en los que por primera vez participarán privados.
La reforma energética, promulgada por el presidente Enrique Peña Nieto en diciembre de 2013, y cuyas leyes secundarias fueron proclamadas en agosto de este año, marcaron el fin de la era del monopolio de Pemex en el sector energético.
Con estas leyes se abrió el camino para que empresas privadas puedan celebrar contratos con el Estado Mexicano para la explotación de hidrocarburos en el país, así como participar en proyectos de generación eléctrica y distribución de gasolinas. Las leyes secundarias energéticas promulgadas en 2014 fueron clave para definir el tipo de modelo energético que seguiría el país, de mano con la iniciativa privada. En primer lugar, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad se convirtieron en empresas productivas del Estado, con cambios en su régimen fiscal para promover su eficiencia y competitividad ante la entrada de nuevos competidores al mercado mexicano.
Otro aspecto relevante fue que se definió la manera de otorgar contratos tanto a Pemex, CFE y la iniciativa privada (IP). La legislación estableció que serán adjudicados por medio de una licitación pública, y se elegirán a las empresas que cumplan con altos estándares financieros, técnicos y de seguridad para garantizar el rédito económico para el Estado.
Se estableció que la Secretaría de Energía se encargaría de licitar los contratos mediante la Ronda Cero –que establecerá cuáles serán los campos que Pemex podrá explotar–, y la Ronda Uno –que otorgará las licitaciones a la IP–.
Las leyes secundarias también otorgaron mayores facultades a la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía, para que supervisen y regulen a las empresas que comiencen a explorar y explotar los hidrocarburos del país.
Además, se creó el Fondo Mexicano del Petróleo, para ahorrar las ganancias de la renta petrolera, y sirva como un mecanismo de estabilización financiera para el Estado en el largo plazo.