Los presidentes Barack Obama y Raúl Castro dieron la máxima sorpresa al mundo al anunciar simultáneamente en Washington y La Habana el histórico giro en las relaciones aunque queda pendiente de resolver la cuestión del embargo económico (“bloqueo” para los cubanos) impuesto por EU en 1961 como resto de la Guerra Fría.

De pie ante un atril, con traje azul marino y corbata celeste, Obama dijo que llegó la hora de poner fin a una política hacia Cuba que está “obsoleta” y que “ha fracasado durante décadas”.

En su despacho en La Habana, Castro, sentado ante la mesa de su despacho y con su uniforme verde oliva de general del Ejército, proclamaba el “restablecimiento de las relaciones diplomáticas” y “medidas mutuas para mejorar el clima bilateral”.

 

El optimismo con el que se vivió en Cuba la noticia abrió paso a la expectativa de que este giro diplomático histórico se traduzca en mejoras en la vida cotidiana de la isla y solucione problemas como el desabastecimiento o las comunicaciones.

En las calles, el 17 de diciembre, día en la que los presidentes anunciaron su acuerdo, reinaba la tranquilidad, aunque el tema de conversación generalizado era el reinicio de los vínculos con Estados Unidos, acontecimiento recibido con alegría, pero con la incertidumbre de cuándo y cómo se concretarán estos cambios y si culminarán en el fin del embargo económico.

 

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La reacción oficial se centró en celebrar el regreso a la isla de los tres agentes cubanos (Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero) del grupo de “Los Cinco”, por encima del restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos.

Los periódicos oficiales Granma y Juventud Rebelde, los únicos en la isla, titularon sus portadas con un “Volvieron” en letras grandes y destacan la imagen del encuentro entre Raúl Castro y el grupo de “Los Cinco Héroes”, como se conoce en la isla a esos agentes, cubanos presos en EU desde 1998 y condenados a largas penas en 2001.

 

A cambio de “Los Cinco”, Cuba liberó al espía Rolando Sarraff Trujillo que trabajó en secreto para la CIA hasta que fue detenido a mediados de los noventa. La liberación de Sarraff Trujillo era una prioridad para la inteligencia estadunidense dentro del acuerdo con Cuba.

 Junto a Rolando Sarraff también fue liberado el contratista estadunidense Alan Gross, condenado en 2011 a 15 años de cárcel en Cuba por actividades subversivas, pero no como parte de un canje, sino “por razones humanitarias”, según la Casa Blanca.

 

 

Rusia modifica el mapa

 

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Ucrania ha vivido el año más convulso de su historia postsoviética, con una revuelta popular que derrocó a su presidente, la pérdida de la península de Crimea, anexionada por Rusia, y una insurrección armada separatista en el este del país que pone en peligro su existencia como Estado. El 27 de febrero, cinco días después de la caída del presidente Víktor Yanukóvich, hombres armados toman las sedes del Gobierno y el Parlamento de la República Autónoma de Crimea, poblada mayoritariamente por rusos, e izan en ellos la bandera de Rusia.

 

Tres semanas después, Crimea, donde Rusia tenía desplegado un contingente militar de más de 25 mil hombres, celebra un referéndum de independencia y reunificación con Moscú, declarado ilegal por las nueva autoridades de Kiev, en el que el “Sí” obtiene el 96.7%.

El 21 de marzo, el presidente ruso, Vladímir Putin, firmó el decreto de incorporación de Crimea y el puerto de Sebastopol a la Federación Rusa, mientras Kiev decide evacuar su tropas y entregar la estratégica península en el mar Negro sin oponer resistencia.

 

La reacción de Occidente no se hace esperar: el G-7 (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Japón) decidió suspender las reuniones con Rusia, paso que marcó el comienzo de la imposición de sanciones contra Moscú, las que se han ido intensificando con el agravamiento de la crisis.

Alentados por el éxito en Crimea, los prorrusos de las regiones orientales de Donetsk y Lugansk, fronterizas con Rusia, se alzan en armas contra las nuevas autoridades de Kiev, que esta vez responden al desafío con el lanzamiento una “operación antiterrorista” con el empleo del Ejército y destacamentos de voluntarios llegada de la primavera europea.

 

 

Israel-Palestina, un túnel sin salida

 

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El 8 de julio las fuerzas de defensa de Israel lanzaron la Operación Margen Protector sobre la franja de Gaza. Israel justificó el ataque asegurando que quería debilitar al Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás) considerándolo como grupo terrorista. Hamás gobierna, vía electoral, a la Franja tras ganar las elecciones en 2006. Se estima que el número de muertos asciende a 2,100 palestinos, la mayoría civiles, y entre ellos, mujeres y niños. Por su parte, Hamás lanzó cohetes contra Israel matando a 14.

 

El conflicto siguió a una cadena de eventos que incluyó el secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes ocurrido en un asentamieto israelí de Cisjordania en junio de 2014. Israel culpó a Hamás de los hechos, ya que las autoridades israelíes creyeron que los dos sospechosos acusados del secuestro eran miembros de esa agrupación.Por su parte, Hamás negó tener conocimiento del secuestro. La reacción israelí fue la de realizar registros indiscriminados en la zona donde se había producido el secuestro.

 

Estas acciones derivaron en múltiples heridos y en el asesinato de dos niños palestinos a manos del ejército israelí. A medida que las tensiones se incrementaban, el asesinato de Mohamed Abú Judeir, un adolescente palestino, complicó aún más la situación, generando disturbios, protestas de israelíes y palestinos y un aumento de los lanzamientos de cohetes entre Israel y Gaza. La policía de Israel declaró que Hamás no fue responsable de la muerte de los tres jóvenes israelíes. Sin embargo, según afirmaron algunos medios de comunicación, un alto líder de Hamás, semanas después del estallido del conflicto, en una conferencia en Turquía, admitió que el grupo estuvo detrás del secuestro y que el propósito del mismo era provocar una escalada del conflicto que condujera a un levantamiento palestino.