Algunos observadores políticos no oficiales, ni oficiosos, aprovecharon las vacaciones para realizar algunas bonitas reflexiones sobre el catastrófico final del segundo año del sexenio del neopriismo del siglo XXI, y el desesperanzador principio del tercer año.
Si esto sigue así, afirman aquellos, muy pronto veremos y oiremos al presidente de la República pedirnos perdón a todos, y no solamente a los pobres, como lo hizo José López Portillo (aunque hay que decir que JLP lo hizo al final de su gobierno, mientras que Enrique Peña Nieto tendría que hacerlo “hoy, hoy, hoy”).
Si EPN no nos pide perdón, estaría en su derecho. Después de todo, de nada nos serviría esa muestra de humildad.
A lo que no tiene derecho el actual presidente es a persistir en el error. Aunque, según los analistas bisoños y algunos cercanos colaboradores que trabajaron con él en el Estado de México, a Peña Nieto no le gusta hacer grandes cambios. Se les olvida sin embargo, que México, el país, no es un simple estado.
Y nada más por no dejar, hay que recordar que cuando Vicente Fox se dio cuenta que el “gobierno del cambio” que prometió se convirtió en el “cambio sin rumbo”, trató de enderezar el barco pero no pudo o no supo cómo hacerle. Por su parte, Felipe Calderón, quien empezó su administración prometiendo un “rumbo claro y definido” para el país, a la mitad del camino, movió a algunas de sus piezas para evitar lo inevitable: Que terminara su sexenio con “rumbo desconocido”.
Supuestamente, nada más supuestamente, los neopriistas del Siglo XXI que recuperaron el poder después de 12 años, “sí sabían cómo hacerle” para hacer un México próspero, productivo y con crecimiento económico; para reducir la brecha de la desigualdad, enfrentar con éxito a la delincuencia organizada y acabar con la corrupción.
Pero como dicen los observadores: el final del segundo año de gobierno de Peña Nieto fue catastrófico, y el principio del tercero no pinta nada bien.
Bueno, para mitigar la desesperanza, en el Legislativo los diputados y senadores del PRI afirman que están listos para empezar el 2015 con un intenso trabajo legislativo que fortalezca las capacidades institucionales en asuntos de procuración y administración de justicia y de combate contra la corrupción, hay una sólida expectativa de un mayor crecimiento económico y más empleo y la firme voluntad de continuar con la transformación nacional en paz y con justicia (Manlio Fabio Beltrones dixit).
Por su parte, el senador Emilio Gamboa anunció que el grupo parlamentario del PRI continuará privilegiando la política para alcanzar los consensos y, con una amplia mayoría, concretar las reformas que propuso el presidente Peña Nieto en materia de justicia y seguridad. Durante este mes, agregó, se empezará a revisar, en comisiones, el dictamen de la Ley del Fiscal General de la República con sus dos fiscales, el de anticorrupción y contra delitos electorales, así como la reforma política del DF.
AGENDA PREVIA
Pues tal como lo pronosticaron los enterados de la “grilla” en el máximo tribunal de justicia del país, el ministro Luis María Aguilar Morales fue electo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para el periodo 2015-2018, en sustitución de Juan Silva Meza. También como lo anticiparon aquellos, el primero que “tiró la toalla” fue el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, puso en operación un gasoducto de Pemex de 102 kilómetros con una capacidad inicial de dos millones de pies cúbicos diarios que correrá de la terminal Pajaritos, en Veracruz, hasta Salina Cruz, Oaxaca, para sustituir el uso de combustóleo por gas natural para las operaciones de la refinería; también será utilizado a futuro por la industria y por los hogares, lo que impulsará el desarrollo de esa zona que había sido abandonada por décadas.