Amarillo y rojiblanco son los colores por excelencia de la Liga en México. Para bien o para mal la popularidad de América y Chivas es la que mueve el futbol nacional, y si bien en este Clausura 2015 no será diferente, sí lo serán los motivos que muevan a uno y otro contendiente; literalmente será un camino al cielo y otro al infierno. Las Águilas en vuelo pleno con 12 títulos en su historia en busca del bicampeonato con, al menos en el papel, el plantel más poderoso del certamen, por un penoso camino en despeñadero del chiverío que luchará como nunca en su andar, intentando salvar la categoría para mantenerse en la Primera División del futbol mexicano.

 

Habría que remontarse a los tiempos del campeonísimo Guadalajara para encontrar destinos tan distantes, lejana década de los 60 cuando Chivas ganaba todo y América resoplaba por no quedar último en la tabla. Hoy la historia es contraria, los rojiblancos luchan desesperados por alejarse de la zona de descenso y las Águilas gozan de tiempos de bonanza con triunfos, goles y títulos.

 

Como probadita de lo que podría padecer cada equipo en el Clausura que se viene aparecen los últimos amistosos de cada equipo antes de debutar en la Liga el próximo fin de semana. Chivas, padeciendo en su estadio para llegar al arco de Morelia en duelo jugado a puerta cerrada en el mismísimo Omnilife, en el que terminaron por caer 1-0. Derrota que si bien no alarma, sí mantiene preocupado al técnico José Manuel de la Torre por la falta de llegada a gol de su equipo a pesar de la llegada del Cubo Torres a sus filas.

 

En el lado contrario, la afición americanista sueña y sueña, luego de lo visto en el cotejo ante Monterrey en el que los azulcremas vencieron por goleada de 5-2 a los Rayados con anotaciones nada menos que de sus más recientes contrataciones: Pellerano, Quintero, Benedetto, puro producto nuevo que se hicieron presentes en la tunda a los norteños que dieron una probadita de lo que pretende el técnico Gustavo Matosas al frente de los americanistas.

 

Visto lo anterior, y de mantenerse la inercia, será un muy largo torneo para Chivas, que apura a sus huestes por estar a punto para no definir la permanencia en la división de oro hasta las últimas fechas, lo que podría provocar una auténtica olla de presión para afición, directiva, cuerpo técnico y jugadores, mientras que por los capitalinos, América piensa en grande. Ser campeón de la Concachampions de este año para ir al Mundial de Clubes de diciembre, calificar a la Liguilla y claro intentar refrendar un título que los alejaría aún más de las tristes chivas que cruzan el infierno, mientras su rival más odiado surca los cielos.