La verdad, cuando Thalía se casó con Tommy Mottola, en los medios les dábamos poco tiempo juntos, ya que él venía de una relación complicada con Mariah Carey y Thalía tendría que irse del país y seguir a su amado, dejando a un lado su carrera como actriz y dejando Televisa, que había sido la empresa que la apoyó toda su carrera.
Al principio hubo roces con la familia, yo aún recuerdo aquella escena donde Tommy bajó de la camioneta a Laura Zapata y así marcó claramente su territorio. Thalía aceptó que su nueva familia era su marido, y que a su madre y hermanas las amaría siempre, pero no podrían vivir juntas y convivir tanto tiempo.
Thalía aparece ahora en la revista Quién, abrazada de su marido y en el titular se lee: “No me casé con un príncipe, me casé con un rey” y relata que en todos estos años de matrimonio ha aprendido muchas cosas, pero sigue amando a su marido como el primer día, más ahora que tienen dos hijos juntos.
Thalía sabe manejar muy bien su imagen, pues pese a su lejanía, siempre está en contacto con el público, les informa sus planes y de hecho nunca se alejó de los medios, le dio un giro inteligente, se concentró en su música y en un programa de radio que conduce; además, es empresaria y vende varios productos, y por si fuera poco ha escrito libros para niños, lo cual le dio muy buen resultado.
Thalía asegura que tiene una relación muy sólida y comparte que han sido 15 años de aprendizaje, de discusiones y, sobre todo, de acuerdos.
La cantante luce radiante, se ve que está feliz y plena, disfrutando de su familia, siempre permanece vigente en cuestión de trabajo y es muy creativa, por eso ya no desea volver a encerrarse en un foro durante 8 meses y asegura que ya no hará telenovelas, a menos que sea una participación especial.
Hay más… pero hasta ahí les cuento.