Si bien es cierto que la lógica bursátil aconseja comprar barato y vender caro, la decisión de Carlos Slim de comprar 13.5 millones de acciones de la empresa The New York Times Co. a la mitad de su precio en el mercado no significa necesariamente un buen negocio, a menos que las utilidades vengan del cierre y la venta del periódico.
El precio de la acción antier estaba en 12.28 y ayer bajó 1.06% a 12.15. En el largo plazo, el precio por acción hoy en día se localiza en el mismo nivel de 1973, cuando el diario arrancó su cobertura de grandes asuntos, y su punto máximo lo alcanzó en 1983 al cotizar 81 dólares por acción.
Hasta donde se tienen datos, el NYT Co. viene analizando desde 2007 el cierre de le edición impresa y operar sólo en internet. En el 2010 el dueño de la empresa, Arthur Sulzberger Jr., reveló que la edición impresa estaba condenada a desaparecer.
Apenas en mayo del año pasado se filtró el documento “Innovation” de 94 páginas, donde se hacía el diagnóstico crítico de la edición impresa del diario. De hecho, el Times ha atravesado por los mismos problemas que llevaron a la venta de The Washington Post. Los primeros problemas del Times se percibieron en el 2009 cuando la NYT Co. no pudo financiar el capricho de su dueño: construir un edificio de 850 millones de dólares. Slim salió a apoyar al diario con un préstamo leonino por 250 millones.
La empresa NYT Co. ha tenido muchos problemas de administración, compra de periódicos sin hacerlos productivos e inversiones sin sentido. A ello se han agregado conflictos con periodistas: la crisis por el reportero Jayson Blair que tuvo que irse por inventar reportajes, el encarcelamiento de la corresponsal Judith Miller por mentir en sus notas, la renuncia del director Howell Raines por el caso Blair y el choque entre el responsable de finanzas con la directora Jill Abramson que llevó a la caída de ésta el año pasado cuando el dueño prefirió el negocio a las noticias y subordinó la redacción al departamento de publicidad.
El futuro del diario neoyorkino es incierto en la medida en que carece de una dirección corporativa fuerte; la gestión de Sulzberger como dueño ha llevado al Times a negocios desastrosos y a operaciones plagadas de pérdidas: el préstamo de Slim tuvo que pagarse casi al doble. Como en The Washington Post, la familia de propietarios ha sido ineficaz en el manejo empresarial, financiero y bursátil de las empresas. El precio por acción del Times es bajo por la desconfianza de los inversionistas.
Aunque el Times ha aumentado la circulación de un millón 77 mil ejemplares diarios en 2008 a un millón 865 mil en el 2013, los números aún no reflejan utilidades, lo que al final de cuentas revela el éxito o el fracaso de los periódicos.
La presencia de Slim primero como el gran prestamista y luego como el dueño de 16% del diario y su papel como el inversionista individual más importante podría ayudar a la imagen de la empresa, aunque no proyectará confianza informativa. Ahora mismo el Times aparece obedeciendo solicitudes de no publicación de informaciones delicadas en materia de espionaje, lo que tiene al corresponsal James Risen en el umbral de la cárcel.
Y en materia informativa, el Times también da la imagen de un periódico acomodaticio. El periodista William McGowan recordó en su libro Gray lady down o La caída de la dama gris, como caracterizan al periódico, cómo el periódico escribía según sus conveniencias: trató a Slim de “barón ladrón” por acusaciones de tráfico de influencias en la compra de empresas, pero cuando Slim se convirtió en prestamista del Times entonces lo ascendieron a “perspicaz inversionista”. Ahora como dueño, Slim será tratado como príncipe en el Times.