Algo muy singular e inesperado le está pasando a Barack Obama. Justo cuando todo mundo lo daba por muerto, la economía de Estados Unidos aceleró y la figura de Obama empezó a crecer. Su índice de aprobación alcanzó el 50% por primera vez desde mayo de 2013. Y no sólo eso: Obama parece estar disfrutando su resurrección. Ahora que no tiene nada que perder, está apostando el todo por el todo: así lo hizo con Cuba, con la política migratoria y ahora dice que quiere más impuestos para los más ricos. Nada de esto trae contentos a sus rivales republicanos. A Copérnico le bastó verles la cara durante el informe anual que Obama dio el martes por la noche: pensaban que el presidente demócrata ya era cosa del pasado. Se equivocaron y en serio.
Y por si el dolor de cabeza no fuera suficiente para los republicanos, ahora tendrán que pensar muy bien qué harán con los miembros más conservadores de su partido. Resulta que la derecha estadunidense está terca con que quiere pelear contra Obama en el asunto migratorio. El problema es que eso podría ganarles el rechazo de millones de votantes latinos no sólo para el 2016 sino para muchos años más. Y para muestra el coraje que les trae el periodista Jorge Ramos. Ramos acaba de publicar una columna donde explica por qué para muchos hispanos el rechazo republicano a la reforma migratoria ya se volvió personal. Y dicen los que lo conocen que Ramos, el latino más influyente de Estados Unidos, ya se cansó. Dicen que está listo para declararles la guerra desde su noticiero de Univisión. Si eso es cierto, los republicanos van a tener un reto tamaño familiar en las manos.
Y hablando de retos, ahí está el que enfrenta la Iglesia Católica en Estados Unidos. Resulta que uno de cada tres estadunidenses fue criado en la fe católica pero sólo uno de cada cuatro se identifica como tal. Eso no es todo: los jóvenes, en particular, se están alejando de la religión. Y aunque hay algunos que piensan que la crisis no es tan grave, lo cierto es que no es casualidad que el papa Francisco haya elegido Estados Unidos para su visita de septiembre al Continente Americano. Irá a hablarle a todos los católicos, pero sobre todo a los que hablan español. ¡Y es que una tercera parte de toda la población católica estadunidense es hispana! Son el futuro de la iglesia en el país más poderoso del mundo, y eso lo sabe bien el Papa.
Copérnico no se quiere despedir esta semana sin compartirles una buena noticia: el gobierno chino va a cambiar una de sus políticas más criticadas. No, no dejará de censurar internet. No, no va a hacer algo para detener la enorme contaminación ambiental que produce el país. No, tampoco va a ceder a las demandas de los jóvenes en Hong Kong. Lo que hará será cambiar sus baños. Resulta que un gran número de baños públicos en China no tienen ni escusados: solo hay un hoyo en el piso. Vaya, no tienen ni paredes entre un espacio y otro (imagínese qué linda manera de hacer amigos, querido lector). El caso es que los turistas están hartos de tener que ver al señor de al lado haciendo lo suyo. Por eso ya viene la famosa “revolución del escusado”: el gobierno chino instalará 35 mil retretes nuevecitos en zonas turísticas en todo el país. ¡Y es que ahí hasta el rey debe ir solo, señores de Pekín!