Al fin, sentido común. Los goles que salven al Guadalajara no llegarán desde la creatividad de los mercadólogos ni como consecuencia directa de la presencia en las tribunas de más público, aunque por primera vez en mucho tiempo podemos decir que hay sentido común en la gestión del Rebaño y un entendimiento de la extrema circunstancia que se enfrenta.

 

Hace una semana criticábamos en este espacio el hashtag que se inventaron las Chivas, #JuntosVsTodo, que remite a un equipo chico y esquizoide, pero de ninguna manera a una institución laureadísima e indispensable para el contexto deportivo mexicano (o, más aun, para comprender qué es “lo mexicano”).

 

columna chivas

 

Esta vez la iniciativa es tan audaz que logra superar la barrera que supone jugar de visitante y técnicamente no tener control de nada en el estadio. Aprovechando que el rival es un vecino, los Leones Negros, y precisamente porque se trata de un competidor directo en la lucha por no descender, la directiva decidió dar descuento para el próximo partido como local del Chiverío a quien presente boleto de este cotejo.

 

La U. de G., que en su regreso a primera división ha efectuado espléndidas campañas en redes sociales, reaccionó pronto con la frase “Mi casa ya no es tu casa”, poniendo el dedo en una herida que sigue supurando para numerosos seguidores rojiblancos: el exilio del Estadio Jalisco al muy moderno pero todavía no aceptado Omnilife. El Guadalajara entonces dio un paso más para este viernes: un entrenamiento a puertas abiertas precisamente en el Jalisco, esa cancha sobre la que se conquistaran seis de los once títulos que hicieron sagrado al Rebaño.

 

Y decía que la salvación no llegará por conducto de mercadotecnia ni los goles serán anotados por los aficionados, mas notemos la inmensa diferencia. Guadalajara se va a salvar si logra complementar dos facetas: en la cancha, jugar con hambre de novato; fuera de ella, comportarse con la jerarquía del gigante que es; de ningún modo a la inversa, que la jerarquía sobre el césped hoy estorba más que ayudar y las actitudes de enanismo (¡¿Juntos contra todo?!) es mediocridad, paranoia pura.

 

No nos engañemos: Chivas dejó de ser taquillero porque su futbol dejó de ser atractivo y sus resultados dejaron de enorgullecer al público, a lo que debe añadirse la ya mencionada (y muy incómoda) mudanza de estadio. La reconciliación con su masa social tiene que ser hoy, porque en dos meses podría resultar demasiado tarde…, y la clave está en regresar a las raíces: entrenar ante los ojos de quien con su pasión te sustenta, consentir a quien tanto sufrimiento se ha generado durante largos e insoportables torneos, terapia para restablecer la confianza (hagan de cuenta, lanzarse de espaldas al vacío, a sabiendas de que esos jugadores esta vez sí te cacharán).

 

Luego está el tema del arbitraje que la semana pasada fue un desastre que acuchilló a la U. de G. Ese penal al final del tiempo de compensación hizo que el Chivas-Pumas se viera desde otro prisma y que la batalla por la permanencia se manchara de otras sensaciones.

 

Pero el Guadalajara a lo suyo. Y lo suyo hoy no es otra cosa que sumar.

 

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