WASHINGTON. El Gobierno de Estados Unidos anunció nuevos límites al uso de la información sobre nacionales y extranjeros recopilada a través del espionaje masivo revelado por Edward Snowden, aunque mucho más modestos que las reformas propuestas por el presidente Barack Obama el año pasado.
Las nuevas restricciones están contenidas en un informe divulgado por la Dirección Nacional de Inteligencia y afectan, fundamentalmente, al uso de los datos telefónicos y digitales de ciudadanos extranjeros recopilados por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), para la que trabajó Snowden.
Bajo las nuevas normas, la información de inteligencia recopilada por la NSA sobre millones de ciudadanos en EU y el exterior solo podrá usarse para “objetivos específicos”: la “caza” de espías extranjeros, la lucha antiterrorista, la ciberseguridad, la contención de amenazas contra el país o sus Fuerzas Armadas, y el combate a amenazas criminales trasnacionales.
Además, los datos sobre extranjeros no relevantes para la seguridad nacional o la inteligencia deberán eliminarse en un plazo de cinco años desde su recolección.
Por otro lado, el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca ejercerá una mayor supervisión sobre la recopilación de inteligencia en el extranjero por parte de la NSA.
Al mencionar la persistencia de amenazas terroristas y los ataques cibernéticos, la principal asesora en materia antiterrorista de Obama, Lisa Monaco, subrayó que EU debe usar sus capacidades de inteligencia de una forma que proteja “de modo óptimo” la seguridad nacional y, a la vez, garantice “el respeto a la privacidad y las libertades civiles”.
EU no renunciará ver activistas a cambio embajada en Cuba
WASHINGTON. Estados Unidos no limitará su apoyo a activistas y disidentes cubanos a cambio de obtener autorización de La Habana para convertir en embajada su actual oficina de intereses.
“No restringiríamos las actividades que hacemos ahora”, dijo la subsecretaria de Estado para América Latina Roberta Jacobson al comparecer ante la comisión de relaciones exteriores del Senado.
“No puedo imaginarme que vayamos a una etapa siguiente (de las negociaciones con Cuba) aceptando no ver a los activistas”, agregó Jacobson al responder al senador republicano de la Florida Marco Rubio que le preguntó con insistencia si Estados Unidos alguna vez aceptaría abrir la embajada sin poder interactuar con disidentes.
Jacobson encabezó la delegación estadunidense que realizó en enero en La Habana la primera ronda de negociaciones para normalizar la relación bilateral.
Washington pide libre tránsito para sus diplomáticos en la isla, garantías de que la correspondencia no será vigilada y de que cualquier cubano tendrá acceso al edificio de la misión diplomática estadounidense.
Josefina Vidal, cabeza de la delegación cubana, dijo tras la reunión en La Habana que los diplomáticos estadounidenses “al moverse libremente por nuestro país” deberán ser “cuidadosos de no realizar actividades que puedan considerarse por Cuba como una injerencia en los asuntos internos de nuestro país”.
Ambas partes prevén reunirse nuevamente este mes en Washington para continuar las negociaciones.
Jacobson dijo que ella ni otro integrante de su departamento participó en las negociaciones secretas que funcionarios de la Casa Blanca sostuvieron durante 18 meses con una delegación cubana, las cuales resultaron en la decisión de ambos gobiernos para normalizar sus relaciones diplomáticas.