Katy Perry declaró que hizo muchos preparativos para su participación del pasado domingo en el Super Bowl, pues tardó seis meses en perfeccionar su actuación e hizo a un lado su vida, no salió ni al cine, ni a comer, ni con amigos, concentrándose en el show al ciento por ciento.
Katy reveló que estaba nerviosa, pero al salir al escenario se le olvidó y más al estar acompañada por Lenny Kravitz y Missy Elliot.
Lo más difícil para la cantante fue la opinión de tantas personas:
“En mis conciertos yo soy el “papá jefe” y la “mamá jefa”. De hecho me llaman así, ‘jefa’, porque todo pasa por mí, tomo todas las decisiones, el ciento por ciento de ellas. Pero con la NFL tenía que tener en cuenta distintos niveles de burocracia. Hay muchos comités con los que tuve que tratar sobre mis trajes, sobre el presupuesto, sobre cada entrevista… Tenía que comentar con alguien cada cosa. Ya no era la jefa, así que tuve que ceder el control”, comentó.