¿Te has dado cuenta si alguna parte de ti esta abierta a nuevos retos? ¿Sabes cual es esa parte interna que te impulsa o te limita? Desde mi experiencia personal, enfrentarme a nuevos retos me conecta con la vida, me hace sentir que existo y me doy cuenta de que el impulso de enfrentarlo surge desde adentro. Me mueve y me provoca. Este impulso me hace ir en busca de cosas nuevas donde desarrollar mis talentos, mis habilidades y mis dones.

 

La sensación que esto deja en mi, es como ese cosquilleo interior donde el nervio y un algo de miedo esta presente, pero no el miedo que paraliza, sino aquel que despierta mis sentidos para ser precavida y encontrar los caminos donde me puedo sentir mas segura para tomar los riesgos que implica un nuevo reto, una nueva meta que cumplir y que lograr.

 

SOMB53

 

Retos… estos pueden ser de cualquier tipo desde aprender algo nuevo como tomar clases de baile, de algún idioma diferente, etc. (Lo que importa en mi es la conquista de esta nueva actividad desde el gozo, no desde el perfeccionismo). Para mí los retos que hoy me propongo son cosas que me permiten disfrutar y disfrutarme, conectarme con mi interior y fluir. No se trata de retos que sean desgastantes o que materialmente no pueda hacerlos (como por ejemplo irme a una expedición para subir muros de piedra o montañas casi verticales).

 

Son retos posibles para mi que si requieren mi atención plena y mi entrega, que me llenan, que me hacen sentir plena, retos en los que mi energía fluye de manera natural y donde aprendo, aprendo de mi y de los demás, esos son los retos que me gustan y que me hacen sentir mas completa y mas satisfecha al conquistarlos.

 

Creo que buscar un reto nuevo en la vida es alimentarla, es ofrecernos opciones distintas a las que ya tenemos para seguir creciendo como personas con mayores alternativas, disfrutando de actividades nuevas que pueden ser compartidas o no con alguien pero que nos nutren como personas y que tal vez hasta nos permitan dar respuesta a la pregunta existencial que en algún momento de la vida podamos plantearnos.

 

¿Para qué estoy en este mundo? Y si corremos con suerte puede que descubramos que esa nueva actividad es aquello que habíamos estado esperando para sentirnos vivos, presentes, vibrantes… pero hay que arriesgarnos, hay que buscar y darnos permiso de vivir cosas distintas a aquello que siempre hacemos, hay que darnos permiso de salir de las rutinas, dejar de hacer aquello que nos hace sentir seguros y que nos encierra en nuestra zona de confort, esa zona que nos limita y no nos deja conectarnos con la plenitud de la vida, paralizados por el miedo a hacer cosas diferentes, por ideas, creencias y formas de vivir y ver la vida de manera conformista. Hay que salir de esa caja de cristal que nos limita y buscar nuevos retos que nos reconecten con la vida.

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *