¿Podría imaginarse el futbol sin "la mano de Dios" en la Copa del Mundo de México 1986 o el gol "fantasma" en la final de Inglaterra 1966?... Algunos le dicen ingenio para engañar al árbitro, otros prefieren llamarle trampa, pero lo cierto es que sin el margen de error arbitral, en definitiva, el futbol no sería el deporte más popular del mundo y en el América no sólo lo saben, sino que hasta lo aceptan y aplauden, por eso les molesta la sanción a Darwin Quintero, no porque el delantero no se la merezca, dicen, sino porque lo que pasa en la cancha y durante los 90 minutos, se debe quedar en la cancha y no darle corrección a la tarea de los jueces.

 

Lo dicen Cristian Pellerano y Darío Benedetto, dos de las recientes joyas americanistas, que trampas o no, ellos prefieren llamar picardía a la que muestran semana a semana jugadores en todas las canchas del mundo con el fin de engañar al de negro, "sin mala intención", pondera Pellerano.

 

"La picardía es parte y en el engaño está también lo lindo del futbol. Me parece que cuando uno, 'en el buen sentido', engaña al árbitro y éste toma una decisión, si él logra ver el engaño tiene la facultad de amonestar, entonces por qué cuando esto no sucede otros tienen que sancionarlo, no debería de ser, pero esto es una opinión personal, después hay que adaptarse a las órdenes o castigos que recibimos", dice un Cristian Pellerano para el que no debería existir ningún castigo posterior a lo pasado en un juego de futbol.

 

Por eso agregó, "Me gusta que las sanciones sean dentro de la cancha, pos partido pasa a ser otro tipo de tema, pero ya está, no vamos a entrar en esos detalles, ya está. Darwin la tiene que cumplir y nos queda adaptarnos a esta situación y seguir trabajando".

 

Benedetto no difiere de lo dicho por su compañero: "La picardía no se va a acabar nunca, como decía Cristian, eso lo lleva el jugador, por eso la picardía nunca se va a perder y ojalá nunca se acabe, es parte del futbol".

 

Porque si de castigar con base en la repetición de un partido de futbol, entonces no sólo debe suspenderse a Darwin Quintero, sino también al Pikolín Marco Palacios, quien escupió a Oribe Peralta como se puede ver en una toma de televisión. "Para mí no se mide igual, está lo de Pikolín, o la lesión de Arroyo, pero creo que no tenemos que preocuparnos por lo que hacen los árbitros, sino por nosotros", explicó Benedetto.

 

Picardía, engaño o trampa, en América prefieren convivir con ello, sin importar que hoy sea en su contra y mañana a favor, pero parece, según Pellerano y Benedetto, que sin esa dosis de polémica el futbol simplemente no tendría cabida.

 

 

 

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