La fotógrafa de origen francés Géraldine Freyeisen, durante sus caminatas por las calles y avenidas de Los Ángeles, tomó un montón de fotos a personas que realizaban sus actividades cotidianas en días cualquiera, sin la preocupación por las apariencias y siendo quienes realmente eran.

 

A Freyeisen le llamaba mucho la atención la moda tan particular, que tal vez sin querer, adoptaban los habitantes de esa ciudad, a diferencia de la solemnidad de los parisinos.

 

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