Fotos y texto: Gretta Hernández
Podría pensarse que la belleza de la naturaleza es efímera, sin embargo, bajo lupa podemos descubrir una vida que se abre paso sobre elementos descompuestos.
Entonces, una naranja puede transformase en luna de cuarto menguante, un trozo de jengibre en el suspiro de un alma nonata que al mirar hacia el mundo exterior prefirió caducar o bien las semillas de jitomate ser delicada alfombra, puente entre el mundo real y el surrealista.
Las imágenes de la decadencia se transforman en nuevos procesos y las heridas a los corazones de elementos orgánicos son metáforas que inspiran buscar nuevos horizontes.