LONDRES. Los etnocéntricos (mexicanos) a México lo piensan como un imperio, o si se prefiere, se piensan como emperadores. Y sabemos que desde el pensamiento todos somos semidioses por decisión… ¿divina? Nadie por arriba de nuestro pensamiento, todos por debajo de nuestra razón.
Bajo esos rasgos, las primeras páginas de los principales periódicos británicos de ayer revelaron cierto desdén por la inexistente descripción de los eventos que está coprotagonizando el Presidente mexicano en Londres. Algo más, el diario Daily Telegraph eligió los perfiles de la reina Isabel II y de la esposa del Presidente para ilustrar una cuarta parte de su primera plana con una fotografía, enfocando la visita del Presidente con un ángulo totalmente monárquico. Pero quien haya leído en alguna ocasión el Daily Telegraph comprenderá que su naturaleza es conservadora y monárquica. A quienes no lo hayan leído la ausencia del Presidente en la fotografía les habrá llamado la atención.
El Financial Times es un periódico de nicho. Al igual que The Economist, funciona como agencia calificadora. Si un país como México realiza 11 reformas estructurales que apuntan a mejorar la competitividad, entonces le dedican seis páginas al “México moderno”, como ayer titularon la sección.
The Times, un periódico con un tiraje de 500 mil ejemplares, trató de analizar las sonrisas incontrolables de David Cameron y Nick Clegg (de partido opositor pero compañero de viaje en su gobierno al ser viceprimer ministro) durante la ceremonia de recepción al Presidente mexicano por parte de la reina. ¿De qué se ríen? Pregunta The Times: ¿Un enorme chiste sobre el opositor laborista, Ed Miliban o sobre algún mexicano? Deseamos que no se trate de nuestros visitantes distinguidos, remata el periódico. Su visión es directamente proporcional al desdén de los medios mexicanos por las noticias internacionales.
Una de las hipótesis en las que se sostiene la idea de que en la mente de los etnocéntricos México es un imperio, es precisamente el desdén de los medios de comunicación mexicanos hacia los sucesos internacionales, o si se prefiere, todo acto que sea atractivo a nivel global lo es porque es mexicanizable.
La información internacional poco a poco ha abrevado la naturaleza de los tuits. Una página es suficiente, y si de televisión se trata, lo mejor es estructurar un carrusel de varias noticias internacionales en menos de 60 segundos.
Las consecuencias son lamentables. Por ejemplo, el ascenso del Estado Islámico es incomprendido por un segmento representativo de la población. Este tipo de eventos son consumidos a través de la televisión porque las imágenes de decapitaciones pertenecen a la categoría de miserias humanas, y como sabemos, para que sean consumidas se requiere de la demanda de morbo humano. Pero la fractura de Irak y la posible independencia de los kurdos no la explican los presentadores de noticias ni los editores de periódicos que pegan noticias breves como si las páginas de los periódicos fueran álbumes.
Sobre la masacre en las oficinas parisinas de Charlie Hebdo, los etnocéntricos no logran generar el contexto analítico adecuado porque son enemigos del proceso de transculturización. Es terrorismo y punto.
En fin, la lista de ejemplos es extensa pero el impacto que genera el desconocimiento sobre el proceso de la información internacional es directamente proporcional al distanciamiento de los medios británicos de la gira del Presidente. Así que lo mejor es no tirarnos al vacío por el desdén de periódicos como The Guardian y The Independent.
Hoy, las agendas de estos periódicos son altamente sensibles al preámbulo electoral doméstico. En dos meses el premier David Cameron podría hacer maletas de Downing Street.
The Guardian no suelta el tema del espionaje. En su primera plana de ayer reveló un hackeo a gran escala en el seno del periódico Daily Mirror, de Rupert Murdoch. Recordemos el caso News of the World, también de Murdoch, en el que funcionarios que participaron en el gobierno del premier Cameron toleraron activamente el espionaje morboso, que es el que detona el mayor rating.
Los periódicos como las personas tienen rasgos que los hace ser rígidos frente a la objetividad. No hay pluralidad; existe la promoción pero sobre todo la publicidad.