Juan Manuel Romero Sánchez, jefe del departamento de Presupuesto y Contabilidad de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM que sufrió un asalto durante el fin de semana, podría formar parte del grupo de funcionarios acusados de haber participado en labores de espionaje de las actividades estudiantiles.
El viernes, la Facultad de Filosofía y Letras publicó a través de su perfil de Facebook que el jefe del Departamento de Presupuesto fue asaltado en el interior de su oficina en Ciudad Universitaria de acuerdo con el comunicado que emitió la directora de la Facultad Gloria Villegas Moreno.
En el breve documento se especifica que el funcionario universitario fue golpeado dentro de su oficina y las agresiones “le provocaron una conmoción y convulsiones”; según esta información, aunque el funcionario se encuentra en recuperación su estado de salud se mantiene delicado.
En el directorio publicado en la página oficial de la Facultad, http://www.filos.unam.mx/, el contador público Juan Manuel Romero Sánchez aparece como titular del Departamento de Presupuesto y Contabilidad, adscrito a la Secretaría Administrativa.
Romero Sánchez fue uno de los funcionarios a quienes estudiantes de la Asamblea General de la Facultad de Filosofía y Letras relacionaron con actividades de espionaje al interior de las instalaciones del centro académico.
El pasado 17 de noviembre -después de que un agente de la Procuraduría General de Justicia del DF accionó su arma al interior de la Facultad, hiriendo a una persona que se encontraba ahí- estudiantes denunciaron en conferencia de prensa que el funcionario había participado en la grabación y documentación de cuando menos 34 reuniones, conferencias y actividades estudiantiles.
Ese día, los estudiantes señalaron que desde hacía un par de semanas (en específico el 30 de octubre) habían descubierto una cámara distinta a las de seguridad de la Facultad escondida en una oficina y apuntando su objetivo hacia una conferencia de prensa que daban los jóvenes.
Quien tenía la llave de la oficina desde donde estaba grabando la cámara era el contador Romero Sánchez; al final, de acuerdo con lo denunciado por los estudiantes, había una orden expresa de la Secretaría Administrativa de la Facultad de documentar las reuniones.
Después, con el análisis de la información de las cámaras, los estudiantes descubrieron que había grabaciones que databan desde hacía más de dos años.
La Universidad, a través de su Dirección General de Comunicación Social, ignoró las solicitudes de más información sobre el tema.
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