Mario Bellatin (Ciudad de México, 1960) acaba de ser galardonado con el Premio Casa de las Américas por su novela El libro uruguayo de los muertos (Sexto Piso, 2012). Recibió el reconocimiento con un gesto tranquilo, cercano a la indiferencia, como si no fuera el autor de ese libro. A lo largo de su carrera, Bellatin ha puesto entre su obra y los lectores un juego de máscaras e identidades en torno a la dualidad escritor/autor; una serie de espejos donde se difumina el artista detrás del nombre que aparece impreso en las portadas de sus libros.
Su obra es una especie de biografía fantasma que se mueve (y este es el verbo clave) entre varias obsesiones: el cuerpo, la enfermedad, la muerte, el ejercicio de la escritura como acto físico. Y aunque ese juego de espejos parezca hermético, lo que más le importa a Bellatin es que sus libros sean leídos de principio a fin, que sean una experiencia compartida entre él y el lector. El autor de Salón de belleza, Flores, Lecciones para una liebre muerta, El hombre dinero, y Jacobo, el mutante, entre muchos otros relatos, espera que el lector se convierta en coautor de sus libros inclasificables.