El ex vicepresidente del Banco Mundial, Ian Goldin, previó que México se enfrentará a dos grandes problemas en los próximos 30 años que pondrán en peligro su sustentabilidad: el cambio climático y la escasez del agua.
En su visita a nuestro país para participar en la Semana de la Innovación de la Asociación Mexicana de Industrias de la Investigación Farmacéutica (AMIIF), el economista inglés señaló además que uno de los retos más importantes es superar su dependencia económica al petróleo, pues los precios y la demanda de combustibles fósiles continuarán a la baja.
“Vamos a dejar de utilizar los combustibles fósiles en los próximos 20 años y se va a incrementar el uso de energías renovables y alternativas. Existe una especie de maldición en los países con recursos, México ha logrado manejar esta situación pero su futuro ya no está en ser un productor de materias o recursos primos, o proveedor de energía”, dijo al término de su ponencia “La innovación y el desarrollo económico en nuestro futuro global”.
Además de haber sido vicepresidente del Banco Mundial de 2003 a 2006, el economista inglés actualmente dirige la Escuela Oxford Martin dedicada a la investigación en las líneas de salud y medicina, energía y medio ambiente, tecnología y sociedad, y ética y gobernanza.
Goldin también hizo un análisis sobre las fluctuaciones en el precio del dólar que en semanas pasadas llevó a esta divisa a alcanzar sus máximos históricos al llegar a cotizar 15.92 pesos por dólar.
Mencionó que el país ha sabido manejar esta situación “mucho más significativa que la baja en el precio del petróleo” y ahuyentó las expectativas de que la fluctuación en el precio del dólar vuelva a ocasionar una crisis económica como la de 1995.
“Esta situación es positiva para las exportaciones a Estados Unidos y para muchas otras áreas. Esto no va a representar un choque. Yo estaba aquí en la década de 1980 y 1990 durante la crisis relacionada con la fluctuación en los precios del petróleo y del dólar. México es un país completamente diferente al que era entonces en términos de resiliencia y la habilidad para enfrentar este tipo de inestabilidad”, señaló el economista.
En el marco de la discusión de la Ley General de Aguas, opinó que para México el principal problema no será la carencia del agua para consumo humano, sino para los sectores agrícola e industrial.
Sobre el consumo humano adelantó que se debe comenzar a olvidar el concepto de “beber agua fresca”, pues en no más de 30 años (e incluso un periodo de tiempo mucho menos largo) los mexicanos tendremos que hacer como otras naciones del mundo -por ejemplo Israel- cuyos habitantes han comenzado a consumir agua reciclada.
Para los próximos 30 años México tendrá que enfrentarse también a los devastadores efectos del cambio climático, a un sistema de pensiones y a otro de salud que actualmente no contemplan el envejecimiento acelerado de la población y las nuevas enfermedades con las que habrá que lidiar esta generación.
“La siembra se verá reducida dramáticamente como resultado del cambio climático porque será difícil predecir las condiciones del clima y eso es un desastre para los campesinos. Garantizar sistemas de riego eficientes será cada vez más importante, al igual que reutilizar y reciclar el agua: en el futuro no beberemos agua fresca y debemos acostumbrarnos.”
Actualmente, el llamado “bono demográfico” le da al país una ventaja sobre las envejecidas naciones europeas, pero dentro de 10 años esta situación privilegiada comenzará a revertirse y para 2050 habrá más personas de 70 años que jóvenes en edad productiva.
Una parte de la solución debería radicar en que el gobierno mexicano promueva modelos de vida mucho más saludables que incluyan ejercicio y una dieta balanceada, sólo de esta forma las generaciones más jóvenes podrán evitar padecer enfermedades crónico degenerativas como la diabetes, que además son muy caras de sostener para el sistema de salud pública y para las familias mexicanas.