Investigadores texanos han dado un gran paso en el desarrollo de un material que tenga la doble virtud de generar energía cuando se estira y contrae y también de contraerse o cambiar de forma a voluntad aplicándole un poco de energía.

 

Una suerte de músculos artificiales con potenciales usos en la fabricación de prótesis de piernas o brazos y múltiples aplicaciones a la hora de obtener energía limpia.

 

El Congreso de la Sociedad Química Americana, que se celebra estos días en la ciudad norteamericana de Denver, es el escenario de la presentación en sociedad de un polivinilideno fluorado o PVDF –material empleado en filtros y conducciones- tratado bajo ciertas condiciones para convertirlo en un material piezoeléctrico, es decir, capaz de generar energía cuando lo estiramos y a la vez de cambiar de forma cuando aplicamos una corriente eléctrica en su superficie.

 

El equipo del profesor Walter Voit, de la Universidad de Texas en Dallas, es el responsable de la sustancial mejora introducida en un material que se emplea en ciertos sensores como son los Touch Pad de los ordenadores portátiles.

 

La clave reside en el descubrimiento de una nueva vía para incorporar al plástico unas nanoestructuras orgánicas bautizadas como “Buckyballs” -unas miniesferas de átomos de carbón- , junto con unos nanotubos en las fibras del plástico. Esa combinación, según los autores de la investigación, da lugar a los mejores compuestos piezoeléctricos que se hayan presentado o descrito hasta la fecha.

 

Hace poco más de un año, en la prestigiosa revista Science, un colega de Voit en la misma universidad publicó un hallazgo relacionado con la creación de músculos artificiales. Se trataba de una especie de hijo de nylon del grosos de diez cabellos humanos que se contraía en un 50 por ciento de su longitud enrrollándose como un cable de los teléfonos antiguos. Al encogerse podía levantar hasta 7 kilos de peso.

 

El equipo de Voit busca un efecto similar pero distinto, más bien como cuando giramos una goma elástica por los extremos, lo que genera más tensión que cuando la goma está recta. Creen que las piezas de PVDF son mejore materiales que el nylon a la hora de contraerse al pasar por ellas una corriente eléctrica.

 

En los asientos de los aviones

 

Sin embargo, derivado del interés de la firma aeronáutica Boeing que ha financiado en parte el estudio, el material se ha probado para un uso totalmente novedoso e imaginativo.

 

Una aplicación muy comercial del material desarrollado por los científicos de Texas es instalarlo en los asientos de un avión de pasajeros para que cada vez que estos se sienten o levanten, acomoden sus posaderas o, en cualquier caso, se muevan en busca de una postura más cómoda se esté generando energía.

 

Una energía que podría servir para eliminar la cabina por ejemplo y eliminar de paso el cableado, lo que a su vez aligeraría la aeronave y, ese es el objetivo final, se ahorraría combustible. Bueno para la compañía, bueno para el planeta.