La palabra compuesta auto-exigencia, ¿te dice algo de ti? ¿forma parte de tu vocabulario y trato diario hacia ti mismo? Hablando desde mi persona esto de la auto-exigencia sí tiene que ver con mi manera de ser y de desenvolverme en el mundo, mi mundo; y en ocasiones me pregunto si realmente vale la pena tanta exigencia porque me someto muchas veces a un estado de estrés enorme por el que pago facturas muy altas.
Es un comportamiento automático, actúo así muchas veces sin darme cuenta, porque si fuera realmente consciente de esto seguramente lo manejaría de manera más saludable, y por consecuencia los efectos no serían tan devastadores como el generarme dolores de cabeza o de cuello tan característicos en mí.
Es muy positivo que nos propongamos desempeñar nuestras tareas lo mejor posible, dar lo mejor de nosotros en lo que hacemos en la vida y así sentirnos satisfechos, llenos de energía, contentos. Sin embargo, cuando aparece ese nivel extra de presión que trae consigo la auto-exigencia y surge esa vocecita que no deja de recordarnos que no lo hicimos bien al 100%, nos damos cuenta que cometimos algún error o que nos faltó algo más, esa vocecita simplemente nos taladra el cerebro y no nos deja estar en paz.
Es tan intensa a veces que en ocasiones nos lastimamos a tal grado que afectamos nuestra propia autoestima por algo que no es definitivamente de vida o muerte.
Equivocarnos puede ser de gran ayuda, ya que nos pone los pies en la Tierra y si aprendemos la lección podemos darnos cuenta que somos humanos, imperfectos, únicos y sensibles y que la vida está llena de errores, de los cuales hay que aprender y partir hacia adelante, tomándolos como impulso.
Si la auto-exigencia es parte de ti por creer que controlas todo, te tengo una noticia… realmente no controlamos nada, es mejor soltar y aprender a vivir aun con nuestros errores, ser auténticos y aceptar nuestra propia vulnerabilidad... pues somos simplemente humanos.
Aceptar esto último nos puede enriquecer enormemente y si tenemos capacidad para hacer de esto una lección de vida, podemos tomar la auto-exigencia como una guía de inicio o para continuar en el camino del autoconocimiento, y así poder ir por la vida de manera más ligera, sin cargar tanto.
Sí nos damos permiso a fallar de vez en cuando, reconociendo nuestros errores y aprendiendo de ellos, es más fácil fluir en la vida disfrutando de ella sin tanta presión interior y exterior.