RÍO DE JANEIRO. El alcalde de Río de Janeiro restó importancia a los reportes que aseguran que los despidos de trabajadores de la construcción de una de las principales sedes de los Juegos Olímpicos de 2016 en la ciudad podrían causar retrasos potencialmente perjudiciales.
Durante una conferencia de prensa anunciada con poco tiempo de anticipación en Deodoro, donde se albergarán pruebas de 11 disciplinas olímpicas, Eduardo Paes dijo el jueves que los despidos realizados por la compañía constructora Queiroz Galvao forman parte de una desacertada estrategia para presionar al Ayuntamiento de Río a pagar con mayor rapidez por el proyecto de 205 millones de dólares.
Según el periódico Estado de S. Paulo, decenas de trabajadores en el Complejo Olímpico de Deodoro han sido despedidos y cientos más recibieron la advertencia de que pronto podrían perder su empleo también. Se ha argumentado que el retraso en los pagos del Ayuntamiento es la causa de los despidos en el lugar, donde laboran cerca de 1.000 trabajadores, añadió el diario.
La constructora Queiroz Galval se negó a confirmar los despidos, pero trabajadores que salían el jueves del lugar mostraron a la Associated Press sus cartas de despido.
“Mentiras. Lo que quieren es usar a los medios para presionar al Ayuntamiento para que pague antes de la fecha límite”, acusó Paes desde un despeñadero desde el que se observa una enorme pendiente de tierra cruda donde las instalaciones olímpicas en Deodoro están siendo construidas. “Esta presión no va a funcionar”.
Paes añadió que las versiones de los inminentes despidos fueron parte de una estrategia usada comúnmente por las compañías constructoras brasileñas para inflar los precios de la obra una vez en curso.
Reiteró su promesa de que las sedes olímpicas estarían a tiempo y bajo el presupuesto. Se trata de un panorama muy distinto al de la Copa del Mundo del año pasado, cuando los costos de muchos de los 12 estadios construidos o remodelados fueron superados al grado que el precio final terminó siendo dos veces mayor, o más, que el cálculo original.
Paes reconoció el jueves que ha habido algunos ceses en Deodoro, pero sugirió que es muy probable que se haya tratado de personal con contratos temporales, o simplemente que la firma haya querido deshacerse de ellos.
Joedson de Lima Santos, un carpintero de 33 años y con un hijo, dijo ser uno de los despedidos esta semana.
“Todo esto es culpa del alcalde, del gobierno, y somos nosotros, los trabajadores, quienes pagamos por sus errores”, lamentó Santos, que mostró a los periodistas su carta de despido mientras abandonaba el sitio de la construcción. “Si ellos hubieran pagado nada de esto habría sucedido”.
Paes reconoció que el complicado proceso para la realización de pagos del gobierno, con el que se busca evitar fraudes y sobornos, puede significar en ocasiones largas esperas, pero negó los reportes que señalan que los pagos que se deben a Queiroz Galvao tienen un retraso de cuatro meses. Agregó que 35 millones de dólares de antemano han sido pagados.
OBO