Hoy les voy a platicar de Oaxaca, ya que se ha puesto de moda casarse allá y, aparte, es un lugar precioso. El sábado pasado se casaron en Oaxaca por lo civil Yamil Kuri y Gaby Ibarra. El fin de semana empezó con una cena de bienvenida en la terraza de Casa Oaxaca, la cual tiene una vista espectacular del ex Convento de Santo Domingo.

 

Al día siguiente, al atardecer, de acuerdo a las tradiciones oaxaqueña, salió una calenda del hotel Casona de Tita donde se hospedaban los novios. De acuerdo a la tradición, antes de cualquier festejo, los oaxaqueños acostumbran realizar calendas, que consisten en recorrer las calles para anunciar que comienzan las celebraciones. Se caracterizan porque en ella, los participantes desfilan con marmotas, que son enormes figuras que personifican a los festejados. Los participantes portan estandartes de santos, lanzan cohetes y reparten flores, frutas y mezcal encabezados por una banda musical.

 

 

La ceremonia civil fue en el patio de los Huajes del Jardín Etnobotánico que se localiza en el interior del ex Convento de Santo Domingo, estuvo muy bonita; la cena amenizada por la orquesta Pasatono, y la comida deliciosa.

 

Otros que también escogieron Oaxaca para su boda, fueron Norma Portilla y Álvaro Orvañanos; su boda, a diferencia de la de Gaby y Yamil, fue durante el día y el jardín, que fue el mismo, lucía totalmente diferente. La luz natural del sol dejaba apreciar toda la gama de colores de las plantas y flores.

 

El ex Convento Santo Domingo de Guzmán es un ejemplo de la arquitectura barroca novohispana. Data de 1551, fecha en que el Ayuntamiento de la Antequera de Oaxaca cedió a la Orden Dominica un total de veinticuatro lotes para la construcción de un convento en la ciudad. Sin embargo, no fue hasta 1608 en que el conjunto conventual de Santo Domingo fue inaugurado, aún sin concluir.

 

A lo largo de su historia, el Templo de Santo Domingo ha sido escenario de varios sucesos importantes en la historia de Mexico: fue convertido en bodega militar, en establo, cerrado al culto católico en tiempos del laicismo jacobino de los gobiernos emanados de la güera de Reforma y luego devuelto nuevamente a la Iglesia por acuerdo de Porfirio Díaz. En 1979 recibió la visita del pontífice católico Juan Pablo II y luego declarado, junto con todo el Centro Histórico de Oaxaca, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

 

Los primeros dominicos llegaron a Oaxaca a finales de 1528 y en 1551, el Ayuntamiento de la villa les concedió unos terrenos ubicados en las inmediaciones del cerro del Fortín con el propósito de construir un convento.

 

Los terremotos de 1603 y 1604 destruyeron el Convento de San Pablo de Oaxaca, hecho que motivó la aceleración de las obras de Santo Domingo. Cuatro años más tarde, fue inaugurado formalmente el conjunto conventual y en 623 el establecimiento fue elevado a la categoría de Universidad, donde se impartían cursos de filosofía y teologìa. La última modificación al edificio ocurrió en 1724, año en que dio comienzo la edificación de la Capilla del Rosario.

 

Fue ocupado por el Ejército realista y el Ejército Insurgente durante la guerra de Independencia de México, y luego por centralistas y federalistas durante todo el siglo XIX hasta la llegada d Benito Juárez a la Presidencia de México.

 

Santo Domingo es un complejo arquitectónico que abarca el templo propiamente dicho, que actualmente sigue prestando servicios religiosos para la comunidad católica de la ciudad de Oaxaca, y el convento anexo que es la sede del Museo Regional de Oaxaca. El ex Convento de Santo Domingo alberga en la actualidad una importante colección museística integrada por objetos históricos del estado de Oaxaca. Una de las colecciones más importantes es la de los objetos artísticos descubiertos por Alfonso Caso en la Tumba 7 de Monte Albán, pertenecientes a la cultura mixteca.

 

Oaxaca es famosa por su arte y sus artistas, me impresionó la obra llamada 2501 migrantes, de Alejandro Santiago, que está en la plaza de la Iglesia de Santo Domingo. El autor es originario de San Pedro Teococuilco, Oaxaca, en donde pasó su infancia, regresó después de varios años para encontrarse un pueblo fantasma que había emigrado a la Ciudad de México y a Estados Unidos; decidió entonces recrear a sus conciudadanos que faltaban, en 2 mil 500 estatuillas de barro, de estatura media, mas una más, que sería el propio artista, esto con el fin de darle vida otra vez al pueblo. La exposición se llama Alejandro Santiago y sus talismanes contra el desarraigo.

 

Tuve la suerte de conocer personalmente al maestro Vicente Mesinas en su taller. Pintor oaxaqueño nacido en 1974 de maneras delicadas, tuvo una niñez turbulenta tras la pérdida de sus padres a una muy tierna edad. A los 14 años trabajó como ayudante de arriero de chivos, para mas tarde integrarse al taller de un escultor de origen japonés. Mesinas entendió que sólo a través del arte abstracto podía expresar todo lo que tenía en su interior.

 

También estuve en el taller de Fernando Andriacci, quien fuera alumno de Rufino Tamayo durante 6 años; su pintura es de formas infantiles, con pocos colores y líneas, inspirada en sus dos hijas pequeñas.

 

Ambos artistas, como todos los pintores oaxaqueños, son de origen muy humilde, pero hoy en día su obra está valorada muy alto y exponen en varias partes del mundo. Para mi fue una gran emoción ver que compatriotas míos han llegado tan alto.¡¡¡En hora buena!!!