Una oda a la muerte, a la decadencia, crítica a un mundo falso y ciego. Sonidos envolventes que recuerdan que más de la mitad del corazón se rige por sentimientos tan ásperos como el carbón. Lebanon Hanover, bocanada de aire frío y gélido malestar que alimenta al psique.
La primera vez que vi una fotografía de Larissa Iceglass y de William Maybelline, pensé que estaba viendo a los integrantes de The XX. Chico y chica; con vestimenta minimalista, tonos negros y blancos, labios rojos, un estilo inspirado en los Mods. No hay comparación, en realidad sólo quería mencionarlo porque me encanta que haya un duplicado de éstos más macabros. Sobre todo, si pensabas que The XX te hace llorar en una tarde lluviosa mientras bebes un té, situación que para Lebanon Hanover es un día hermoso. Larissa y William dejan claro que la esperanza ha muerto.
Originarios de Inglaterra, parecen haber surgido como un brote del cuerpo de Ian Curtis, de sus células, tejidos, una cuerda vocal para uno, otra para el otro. Dos pequeños cuerpecitos frescos, morados y fríos que escarbaron desde la tumba hasta la superficie de un cementerio inglés. Y es que su música es completamente un post/punk y darkwave, misteriosamente similar a Joy Division, y para hacerlo aún más bizarro, ambos cantan parecido a Curtis. Su música es una réplica de aquella época, entintada en la sangre del mundo actual que es lastimado por el capitalismo y la contaminante música popular (como dicen en su single Tomb for Two).
Estos héroes del rock gótico, aunque sigilosos, ya tienen varios adeptos alrededor del mundo, desde gélidas y vampirescas tierras de Europa del Este hasta el obligado país del tío Sam, pasando por el poco reconocido pero enorme mundo del goth en México.
El dueto tiene tres producciones de estudio, “The World Is Getting Colder” (2012), “Why Not Just Be Solo” (2012) y “Tomb for Two”. En su más reciente producción una de las cosas más interesantes es la notable influencia que han tenido de Berlín, ciudad alemana en la que actualmente residen. En sus letras anti capitalismo, teclados robóticos del legado electrónico alemán y vocales en el idioma germano que emergen de boca de Larissa Iceglass y que recuerdan un poco a Nina Hagen. Una obra de arte que sólo podía ser creada en las entrañas de una ciudad como Berlín.
Lo macabro de Lebanon Hanover no acaba ahí. Su estética reflejada en la moda, arte y videos es un deleite lúgubre. En realidad, estos tipos están más a la moda de lo que creo que ellos mismos querrían; lo que se ponen, bien podría ser sacado de un desfile de Chanel y Larissa podría ser una musa de las revistas hipsters de hoy. Sin embargo, todo va a acorde a lo que son, si bien son parte de un revival colectivo de los años ochentas, el punk y la moda Mod, Larissa y William no sólo son una fotografía para Instagram, ellos son los que los gringos llaman “the real deal” o como alguna vez escuché en la calle: “ese wey sí es neta”.
Ya era hora de tener en el mundo a otros chicos pálidos que lloran sangre cada que ven a hordas de gente aplaudir como focas por Miley Cyrus. Esos que no temen polarizar el lado oscuro del corazón con los sentimientos rojos que habitan en éste.